jueves, 23 de diciembre de 2010

VIAJE AL POLO NORTE

BELKIS CUZA MALE
Para este invierno, mi bisnieto Xavier (5 años) y yo teníamos planeado "un viaje al Polo Norte". A visitar a Santa, claro. Yo le había llenado la cabeza con las escenas de ese señor panzudo y noble que viaja en trineo arrastrado por el viento helado. Yo quería subirme a ese tren, casi fantasmal, que alcanza al Polo Norte que todos llevamos en el corazón. Xavier estaba feliz calculando nuestro viaje, que yo no dejaba de alimentar, creando así el sabor de nuestra soñada y futura aventura.
Pero nuestros "planes" cambiaron de súbito cuando Paula, su madre, decidió ir a pasar las Navidades a Washington, DC. en compañía de otros familiares. Entonces Xavier me miró fijamente y en su casi perfecto y adulto inglés, me dijo: "Acabo de contratar a una persona para que te acompañe en el viaje al Polo Norte, porque yo no puedo, me voy a Washington". Me reí y me sigo riendo pensando en su idea. La madurez del tono con que me habló no dejaba lugar a dudas de lo que piensa, no importa su corta edad. Fíjense que no soy yo la que lo acompañaría al Polo Norte, sino él a mí, y por eso ha buscado un sustituto. Lo ha contratado, mejor dicho, según sus propias palabras.. Por lo que puedo deducir que ya desde ahora es un CEO en ciernes, es decir, un director y dueño de empresa. Pero además, me considera a mí, todavía, una niñita, no sólo porque necesita ser acompañada, sino por la necesidad misma de la aventura del Polo Norte. Xavier es sin dudas la inocencia y la madurez personificadas a un tiempo.
Xavier sabe ya que Jesucristo sana, que si le coloco mis manos sobre su cabecita, o en el sitio que le duela, y oro en el Nombre de Jesús, él sanará de inmediato. Jesús no encierra misterios para él. Jesús es como un médico divino. Ha visto su rostro en mi computadora, y me ha oido orar en voz alta: la unción del Dios todopoderoso es algo casi tangible, pues tiene el poder de sanar cualquier parte de su cuerpo.
Xavier es, sin embargo, un niño moderno, que ya sabe cómo funciona una computadora, o tiene acceso a sus programas preferidos en la televisión. Su personaje ideal sigue siendo el legendario Mickie Mouse y es experto en todos los aspectos de su vida, a la que no deja de otorgarle rasgos humanos y de distinguirlo con virtudes que más bien caerían dentro de la categoría de los ángeles guardianes o de esos "superhéroes", de que tanto se habla ahora.
No hace mucho, cuando le comenté del nacimiento de Jesús en un pesebre, junto a las vacas y demás animales, abrió mucho los ojos y se quedó extasiado pensando en todo lo que yo le había contado.¿Cómo era posible que un niñito nacido junto a los animales pudiese hacer todas esas maravillas, casi a la par del Mickie Mouse idealizado que bulle en su cabecita?
El mundo ha cambiado tanto en las últimas décadas, que la globalización ha puesto a dar vueltas a este planeta, junto a sus habitantes, como si se tratase de un trompo de juguete. Por fortuna, la inocencia sigue reinando en los niños, sólo que ahora la tecnología les obsequia con un mundo majestuoso, más allá de toda hechicería, capaz de transformar el paso del tiempo en el paso del tren, y a las aves en aviones supersónicos que viajan por entre las nubes hasta encontrar la ruta del sueño.
Xavier, como todos los niños, tiene rasgos en común con el Jesús de tierna edad: la inocencia, la alegría de vivir y el amor que irradian de él.
Celebremos pues la Navidad pensando en Jesús niño, en lo que él nos trasmite a través de esas criaturas que como él, llevan a Dios en su alma y habitan el planeta de la inocencia.

!Feliz Navidad, incluso para los incrédulos!


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martes, 14 de diciembre de 2010



Mensaje a los incrédulos

Belkis Cuza Malé

Vivimos en una época extraña. Vivimos en un perenne estado de nervios, conectados al mundo, desconectados de nosotros mismos. Hemos alargado el tiempo, casi hasta el infinito, pero no nos alcanza, porque estamos el santo día matando el tiempo.
Los signos no pueden ser más claros: estamos en la Edad Media, otra vez. De algún rincón del mundo ha de zarpar mañana una frágil embarcación hacia el espacio, con las antenas listas para descubrir que Marte es el sitio ideal para vivir, toda vez que se establezcan los primeros c
olonos y se creen las condiciones. Luego, iremos a jugar golf a esos campos plateados de la luna, con agujeros naturales. Quizás hasta el famoso Tiger Wood, caido en desgracia recientemente, pueda limpiarse la costra pecaminosa, y gane nuevos campeonatos lunáticos.

Es una época, repito, muy extraña, donde nada importa más que un buen salvoconducto... para cruzar fronteras. Especialmente las del alma. Si usted no tiene pasaporte acuñado no lo dejarán entrar ni revisar su karma. En la puerta del Universo ahora hay siempre un nuevo guardían, cuya misión consiste en eso: en ser estricto con los archivos askasis. Allí en esos *libros* está descrito su destino, y todo lo que usted quiera saber del pasado y del futuro. Pero primero le exigirán que muestre identificación, y quizás hasta que enseñe su código secreto, el que usa para navegar en la internet. Usted es sencillamente un código, números, letras, y quizás olores. Eso es todo.

De dónde vino y qué fronteras cruzó antes para llegar hasta aquí poco importa. Si conoce su código secreto le dejarán pasar al Infinito y podrá ser parte de la nueva época, como esas llamas que ahora son animales muy apreciados en algunos ranchos del oeste americano. Usted e
s un animal más. ¿Quién lo duda? No es un insulto, por favor. Todos somos animales, unos más racionales que otros. Pero en este mundo extraño en que vivimos ya no están de moda ni las carteras de Prada, porque para ir a Marte hay que vestirse distinto y todavía no hay diseñador capaz de crear ropa adecuada para el viaje. Le pasó lo mismo a Cristobal Colón en su tiempo. El no sabía que en lo adelante habría un uniforme para cruzar los mares y otro para los de la aduana, y así... Qué el bando rojo y el bando azul, en fin, el cero y el infinito. Vivimos divididos, parametrados (!que palabrita!). Las dos orillas, los de aquí y los de allá. Los comecandelas y los que nada comen.

Ayer una flor, hoy un vestido blanco: el símbolo de la pureza, el símbolo de la Virgen de las Mercedes, la que tiene las llaves de la cárcel. Algo simbólico y hermoso.
Enciendo la televisión. Van a crucificar de nuevo a Cristo, lo apalearán hasta la muerte, le destrozará
n las manos y la espalda. Van a crucificar a Cristo y yo y usted estamos todos viendo el terrible espectáculo por la televisión, mientras bebemos sodas refrescantes, y comemos galleticas de chocolate. !Qué terrible!, pero algunos dicen que hay películas de Hollywood más escalofriantes. La diferencia es que ésta no es una película, sino un drama en vivo transmitido vía satélite.

Ya alzan la cruz con Jesús agonizando, y por las heridas se derrama su preciosa sangre. Alguien grita que ya vio esa película, que la cambien, que hay juego de pelota en otro canal. Llueve en alguna parte, deben ser las lágrimas de Dios.
El Cristo va a resucitar al cabo de tres días, pero algunos -- muchos-- , no lo creen, dudan de que éste sea el HIjo de Dios y de que eso vaya a suceder.
Han pasado las horas y estamos todavía frente al televisor. Jesús ha resucitado y se vuelve transparente, y pide que lo toquemos, como hizo con los Apóstoles, porque Santo Tomás era un descreido.

Y sí, lo veo ahora volar sobre mi tejado junto a una paloma blanca y estoy segura de que no se trata de un dibujo de Chagall. Es Jesús, el Cristo. El espectáculo también es vía satélite, y se titula *El Cristo ha vuelto a resucitar*.Todos callamos, el silencio es total, atronador, se escucha hasta en el Cielo.

NOTA: Le ayudo con sus problemas de Amor, Salud y Prosperidad, a través del Amor de Dios, de su Espíritu. No deje de consultarme y encontrará la respuesta a todo lo que lo aqueja hoy. Llámeme para una consulta por teléfono. Marque a cualquier hora el (786) 975-5709. O escrìbame a
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lunes, 22 de noviembre de 2010

Una vieja dama indigna

Belkis Cuza Malé

Hay una película francesa del año 64, basada en la novela de Bertold Brecht,que trata sobre una anciana que comienza a reunirse con elementos de mala reputación. La señora, que se ha quedado viuda a avanzada edad, descubre de pronto, a través de un nieto, insospechados amigos. Con una joven prostituta que anda con éste, se emperifolla como puede y sale a vivir la vida que nunca le fue permitida. Pero en realidad esta vieja dama indigna, como el título mismo de la película, está viviendo de pronto una felicidad distinta: la de observar el mundo real a través del prisma joven de aquella pareja. La vieja dama indigna se atreve, y no hace nada obsceno, por supuesto, pero ha descubierto que el mundo no es como ella pensaba. Y se siente feliz con su hallazgo. La película es hermosa porque demistifica en muchos sentidos la vida tradicional, sin emociones para unos, acogidos a la sombra de la convención, a la pereza del vivir, a los espejismos de la cotidianidad, donde el corazón ya no tiene alas.No estoy defendiendo la inmoralidad. Punto. Estoy diciendo que el mundo que vió ¨*la vieja dama indigna¨* es el mundo desmistificado vetado a la gente de cierta edad. Estoy hablando de vejez. Y la vejez entendida como ceguera, como rasguño ciego. No se puede aspirar a ser joven cuando nos están vetadas las claves de la vida. Y *la vieja dama indigna* las encontró, y disfrutó, antes de irse al cielo.¿Cuáles son esas claves? En primer lugar, deshacernos de la mentira, de la rara condición humana de creer que la vejez es una enfermedad, que los viejos son todos babosos, que no deben tener sexo, ni aspirar a la belleza ni a la felicidad. La vejez no es lo que la gente cree. La vejez es una invención del tiempo, un mal pasajero, que no termina con la muerte, sino que nos arrastra si nos dejamos llevar.Usted es viejo, viejo de verdad... como decía Fausto Miranda, un periodista cubano ya fallecido y que hizo famosa esta frase, si ha vivido todo y lo ha vivido de verdad, sin cortapisas, sin ambages, sin seleccionar en la memoria. Eso es la vejez: llegar a un punto donde se han detenido todos los caminos. Y eso fue con lo que acabó *la vieja dama indigna*. Descubrió que aún le faltaba mucho por conocer para sentirse eternamente vieja, y decidió asomar la nariz a la vida que no había vivido. Digo todo esto porque me gustaría comenzar una *campaña* para prohibir *la vejez*, para que cesaran las estúpidas opiniones contra los que han rebazado los cincuenta. Contra los que nos llenan el buzón de correo con información sobre artefactos para preparar nuestro entierro, o comprarnos una poliza de vida en el infierno. O hacernos de inodoros lo suficientemente altos para que podamaos sentarnos en ellos, o bastones para caminar, o sillas de rueda, o esos carricoches para deshabilitados, que les llaman scooters en inglés, y que podrían ser encantadores en manos de los niños y adolescentes, pero cuando los ofrecen a *los viejos* huelen a incapacidad física, a orine, a todo lo peor. ¿Qué no soy realista? Bah, nadie lo es. ¿Para qué serlo en un mundo donde la realidad se embotella? Cuando aprendamos a crear nuestro propio cuerpo y mente, cuando saltemos como los conejos de la manga del mago, cuando aprendamos a reir y a dormir a pierna suelta, no importa qué, estaremos siendo realistas. Los que odian a los viejos les encasquetan una moral trillada y fea. Si usted es viejo, según ellos, no tiene derecho a la vida. Y usted mismo contribuye a esa idea. Se pone gordo como un cerdo, se hincha, se llena de arrugas, no se tiñe las canas, no se aguanta la boca y traga todo el día. No va a un gimnasio porque *los viejos* serían el hazmerreir de los otros. Ser viejo o vieja es renunciar al sexo, a la belleza, a los placeres de la vida. Es ser lo que nunca fuimos, y dejar de ser lo que soñamos. Dios no nos hizo viejos, nos dio herramientas para manipular la máquina del tiempo hasta que El nos necesitase en el Infinito. Dios nos quiere jóvenes, es decir, llenos de salud perfecta, de cuerpos airosos y bellos, de alegría de vivir, de espontaneidad, de pensamientos nobles y capaces de disfrutar de todo. Dios puso a nuestro alcance el universo para ser parte de él, para curarnos espontáneamente, para llenarnos de buenas energías y vibraciones. Dios es amor. Y el tiempo, amigos, no existe más que en la cabeza de los que inventaron la depresión. Einstein, ese gran sabio, lo dijo ya: todo está sucediendo al mismo tiempo. Sí, la teoría de la relatividad. De modo que usted y yo, que de seguro tenemos *edades* diferentes, somos eternamente jóvenes porque vivimos paralelamente, y no vamos a morir nunca. Somos almas que van y vienen ¿Me entendió? Así como ciertos grupos étnicos, religiosos, o los homosexuales y las mujeres, reclaman su derecho a ser respetados y tienen ligas de defensa de sus derechos, así reclamo desde aquí el derecho a que se haga y se deje de atacar a *los viejos*, se detengan esos chistes odiosos los ancianos de verdad aparecen como seres inservibles y asquerosos. !Basta ya! Si usted se siente viejo es porque así lo ha decidido. Porque no sabe que el corazón no envejece, y que el ama es eterna. Si usted quiere considerarse viejo es su problema. Pero a aquellos que quieran seguirme, les recomiendo que comiencen hoy mismo una nueva etapa en sus vidas, comiencen a amarse a ustedes mismos, y no permitan que nadie les llame viejos. Los franceses tienen una frase para las mujeres que pasan de los cincuenta, les dicen *mujeres de cierta edad*. Pues bien, hágamos no como el avestruz que esconde la cabeza, sino todo lo contrario, parémonos muy erguidos, respiremos profundo, y comencemos hoy a reformar nuestra mente, y nuestro cuerpo. No más gordura, no más canas, no más inmovilidad, no más moralina. La vieja dama indigna tiene una música maravillosa, bailemos con ella.

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sábado, 30 de octubre de 2010

¿Cómo escribirle a Dios?
Belkis Cuza Malé
Hace unos cuantos años, llevada por mi deseo de ser escuchada por Dios, le escribía cartas a diario. Sencillos mensajes con peticiones no menos sencillas. Y se las enviaba por correo electrónico. ¿A qué dirección? Pues yo suponía que el domain de Dios en internet debería ser Heaven.org, así que ahí le enviaba mis cartas. Día tras día, y lo más extraño era que nunca me las devolvían. Algún ángel de seguro las leía, pensaba yo, y las archivaba luego de dárselas a leer a Nuestro Padre Celestial.
!Cuánta inocencia!, podrían decir los más escépticos, los agnósticos o los simplemente no creyentes. Para ellos, mis mensajes deberían mover a risa. Porque este grupo de personas sólo concibe el cielo como la atmósfera que rodea al planeta Tierra y refleja un azul variable, dependiendo de las condiciones climáticas, con nubes, también sujetas a las leyes de la naturaleza. Ese es el cielo de los que sólo creen en lo que ven con sus ojos materiales. !Qué pobres criaturas!
Por tanto, para ellos, el reino de Dios no podía estar allá arriba, ni mucho menos tener carteros y correo electrónico. Porque, para los incrédulos, sencillamente Dios es una entidad folklórica inventada por nuestros recónditos deseos de sentirnos protegidos. Ese es el razonamiento burdo de los que piensan que nacieron del aire, de los que creen que fueron creados por azar, de la Nada. Como si la Nada se comportase con razonamientos y voluntades propias. ¿Y quién creó a la Nada? Interminable discusión, que no nos llevaría más que a la discordia con todos aquellos que no piensan como nosotros. Una gratuidad de la que no nos podemos dar el lujo. Hay que dejar que cada uno piense con su cabeza. Ni Dios va a intentar convencerlos de lo contrario, ni mucho menos pretendo yo eso. Somos libres (el libre albedrío) y dueños de nuestros actos, y los que no viven por fe sabrán luego a dónde irán a parar con sus razonamientos.
Pero como se equivocan de medio a medio, me permito repetir una y mil veces que Dios es Amor y en su reino no han de faltar ni los carteros, ni los correos electrónicos, ni los archivos celestiales. Como es arriba es abajo, y viceversa, dice, por ejemplo, El Kybalion, donde se expone el pensamiento del filósofo de la antiguedad Hermes Trismegistus, quien sostenía que todo estaba en la mente. Bueno, un interesante filósofo que ha influido hasta hoy con su pensamiento.
Porque está claro que Dios creó su reino tanto en el cielo como en la tierra. No hay que esperar a morirse para disfrutar de él. Pero el reino terrenal de Dios, espiritual y tangible como el que más, reside en nuestro interior. Lo llevamos dentro, en el espíritu. En cambio, el mundo, con sus necedades y violencias, es lo que vemos a diario, lo que ayudamos a crear cuando pecamos y desobedecemos las leyes espirituales de Dios. Cuando transgredimos sus Mandamientos, cuando el Amor se convierte en Odio, en Envidia, en Rencor, en Violencia, en Monstruosidades, así con mayúsculas. El mundo que vemos con nuestros ojos, el mundo externo, es un sitio con desbalances, llenos de luces artificiales, de ciudades atiborradas de edificios esplendorosos, de grandes aeropuertos, y sitios para complacer los cinco sentidos. Ese es el panorama del mundo material, del que es dueño y señor Satanás. Sí, Satanás. Y no les digo esto para meterles miedo, sino para que sepan diferenciar. Jesús lo dijo, que él no era el dueño del mundo. Y ya saben a qué se estaba refiriendo. Porque el reino de Jesús es espiritual, aunque también abundante en riquezas materiales para aquéllos que lo buscan primero a El. Por eso dijo: Mi reino no es de este mundo. Y claro que no lo es.
En Mateo 6:19 leemos lo que dice: *No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde los ladrones minan y hurtan: sino haceos tesoros en el cielo, donde la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan./ Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón*.
Y ese cielo del que habla Jesús es un cielo también terrenal, dentro de nosotros, mientras estemos en este plano. Y es a su vez el cielo de Dios, allá en lo alto, a donde iremos si hemos cumplido con sus Mandamientos.
Cuando yo era niña e iba de vacaciones a casa de mi abuela, allá en Ermita --el hoy desaparecido central azucarero, en las inmediaciones de Guantánamo--, y comenzaba a tronar y yo me asustaba, le oía decir a ella: *No temas, Papa Dios está corriendo los muebles allá arriba porque está limpiando*. Y yo me quedaba tranquilita, a su lado, segura de que nada pasaría, porque Dios era un ser bueno que también se ocupaba de mantener limpio el cielo, como mi abuela solía hacer allí en su casa de Ermita.
Este simple razonamiento puede ser aplicado también a los mensajes, a las cartas, que le enviaba, y le envío a Dios al Cielo, usando el internet. El Maligno nada puede contra esto, porque la comunicación con el Cielo la tenemos garantizada a través de ese cordón espiritual que es la Palabra de Dios, como dice en Proverbios 4:22, al señalar que su palabra es medicina y vida para nosotros.
Así, mis queridos lectores: intenten escribirle a Dios, intenten poner en el papel o en un correo electrónico todo aquello que quieran decirle, que quieran solicitarle. El, que es Amor y Luz y Paz y Espiritualidad y vive en nosotros, no tardará en responderles si le han escrito con FE.

Nota: Si necesitan ayuda con sus problemas, si están deprimidos, faltos de amor, solos,
sin trabajo y esperanza, por favor, comuníquense conmigo a cualquier hora al (786) 975-5709 y oraré con ustedes. O enviénme un mensaje a BelkisBell@Aol.com. Con Dios todo es posible.

jueves, 14 de octubre de 2010

Yo vi a Dios a 700 metros bajo la tierra



Belkis Cuza Malé

El accidente en la mina San José en Chile ha sido algo más que un terrible accidente con final feliz. Acostumbrada como estoy a ver las cosas a través de los ojos del alma, supe desde el principio que esos 33 hombres atrapados a 700 metros bajo tierra, o su equivalente de 2,300 pies, iban a tener un significado especial en la vida de muchos, y quizás del mundo.
Y así ha sido. Desde que se conoció que estaban vivos y enterrados en las profundidades, la mente y el corazón de miles, de seguro millones, se activaron. Comenzaron las oraciones, y el análisis ciéntifico para tratar de llegar hasta el sitio donde se encontraban y rescatarlos. Y como en una maquinaria llena de engranajes, las ideas se sucedieron unas a otras y se convirtieron en hechos. Primero las grandes excavadoras, luego llegó la ayuda de muchas partes del mundo, incluida la NASA. Y las mentes de los inventores se hicieron receptivas a los mensajes de Dios, que como preciosa lluvia iban cayendo del cielo.
Aunque en apariencia continuamos viviendo normalmente, y el mundo no se paró un instante, en el fondo de nuestros corazones seguíamos atentos a las señales de vida de esos 33 hombres, a esa voz que anunció desde el fondo de la tierra, que estaban vivos y bien. La voz de Luis Urzú.
Chile, de seguro, puede parecer un país remoto, estando nosotros a este lado del Caribe, pero de súbido, dejó de serlo la noche del doce de octubre cuando nos dispusimos a contemplar una de las más grandes hazañas de este siglo: el rescate de esos 33 mineros. Y qué casualidad que fuera ese el día del descubrimiento de América por Cristobal Colón. Si el Almirante se encontró entonces con un mundo completamente desconocido, el haber podido llegar ahora a esas profundidades a través de un pequeño agujero hecho sobre roca extremadamente dura, ha sido también un acontecimiento de magnitud igualmente majestuosa.
Los medios de prensa anunciaron que esa noche más de mil millones de personas presenciaron en vivo el rescate de los mineros. Gente de todas partes del mundo detuvo lo que estaba haciendo para contemplar la magia de la tecnología en acción. Magia en todos los sentidos: desde el hecho mismo de poder ver en vivo lo que estaba sucediendo allá en Chile, hasta la invención de esa rueda moviendo la cápsula que extraería del fondo de la tierra su preciosa carga humana.
Es lo que se dice un milagro, un doble milagro. Primero que estuvieran vivos y luego que hayan podido sobrevivir en buenas condiciones físicas y mentales y ser rescatados.
La gran rueda suspendida allá en lo alto realizaba un trabajo de rescate que me recordaba la obra de ingeniería de un Miguel Angel, o la imaginación de un Julio Vernes, quien --?pura casualidad?-- escribió en 1864 Viaje al centro de la tierra.
Luego de horas frente al televisor y a ratos frente al monitor de esta computadora, conectada con la trasmisión directa a Chile, iba a presenciar la salida del último de los hombres, Luis Urzú, jefe de turno de la mina. No quería perderme los detalles de este último rescate, especialmente los momentos en que transmitían desde el fondo mismo de la mina que le había servido de refugio a aquellos 33 hombres. En esto me encontraba, cuando vi una enorme cruz al fondo, mientras preparaban a Luis Urzú para ser alzado dentro de aquella cápsula. Cinco hombres, de los socorristas que habían estando dirigiendo la operación en el exterior, habían bajado a la mina para prestar ayuda y dar instrucciones.
Fue entonces, repito, que vi la gran cruz, gigantesca, que abarcaba toda la parte izquierda de la mina, y en uno de sus costados se encontraba el hoyo que habían hecho las excavadoras y por donde circularía la cápsula que transportaría a los mineros hacia la libertad. Era tan clara para mí que no tuve dudas: aquélla era la cruz de nuestro Señor Jesucristo. Estaba ahí, incrustada en la piedra, formando parte de esa cueva que fue refugio durante 69 días para aquellos hombres. Y que sin duda les protegió y salvó la vida.
Durante minutos estuve indecisa si debería tomar una foto de aquello que estaban viendo mis asombrados ojos. A última hora dudé si mi cámara, que a veces no trabajaba bien, sería capaz de retratar esa cruz. Pero decidí probar. Y para mi asombro, no sólo tomé bien la foto sino que la reproduje con calidad aquí en la computadora y es la que ahora les muestro y quiero que vean.
Aunque como les digo, en principio sólo aparecía una gran cruz abarcando buena parte de la escena, y al costado superior derecho la foto de Urzú que el canal de televisión 24 de Chile había colocado, cuando abrí la foto en la computadora me encontré con una imagen de lo que pudiera considerarse un enorme ángel, quizás uno de los arcángeles, con los brazos extendidos y una intensa luz en la mano derecha. Podrán ver claramente su rostro, y hasta sus cabellos. La expresión del rostro es sin duda la de un ángel, un ser que Dios envía en nuestra ayuda.
La ciencia por sí sola no hubiera podido lograr el rescate de los mineros si la mano de Dios no hubiera movido aquella rueda, si los hombres no hubieran estado protegidos allá abajo. Todos y cada uno de ellos se encontraban en perfecto estado físico, con una energía que podría calificarse de única, no habían adelgazado, y aparecían como salidos de tomar un baño. ¿Se imaginan? Sólo Dios pudo hacer posible este milagro.
Uno de los mineros dijo, según CNN, que durante el accidente había visto a Dios, y también al Diablo. No me extraña. Sé que el accidente lo provocaron las fuerzas del mal, pero sin duda Dios envió a un ángel a protegerlos y ayudar al rescate. Muchos de los mineros salieron al exterior con una camiseta que decía *Gracias, Jesús*. Sí, gracias Jesús, por tu presencia entre ellos. La prueba es ésta foto tomada por mí, en vivo, y que ahora pongo a disposición de todos los lectores, para que comprueben como yo que Dios está siempre presente en cada momento de nuestras vidas.
Y si milagroso fue este rescate, también lo ha sido el que millones de personas rezaran y contemplasen en vivo la obra de Dios. Gracias, Señor, por tu misericordia y tu protección.

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viernes, 1 de octubre de 2010

Regalo de Dios: ahora en español y en línea: www.kcm.org/es


Belkis Cuza Malé

Hoy les tengo un regalo. Como si fuera el cumpleaños de ustedes, queridos lectores.
Desde el punto de vista espiritual éste es un regalo diferente, lleno de todo lo bueno.
Sí, ya sé que andan deprimidos, con mil ideas negativas en la cabeza. Algunos, de tan negativos que se sienten, han olvidado cómo sonreir. Muchos ni siquiera tienen un trabajo, ni un salario, ni una vivienda y hasta comen malamente. Son tiempos difíciles, lo sé.
El dinero ha volado como un pájaro en tarde tormentosa. El cielo se ha llenado de nubes, y el horizonte se balanea en una cuerda floja. Desde que abren los ojos hasta que los cierran en la noche, la angustia les aprieta el cuello. Bueno, pongámosle el nombre correcto: el demonio les aprieta el cuello. Y está ahí encaramado en el techo de su casa, esperando para hacer una próxima trastada. Habrá que sacudirlo con la Palabra, que es espada de dos filos.
Me pregunto si todos ustedes sabrán leer, sólo eso. Leer. Bastaría con que abriesen los ojos y los impregnaran con lo que les quiero comunicar. El mundo está ahí, frente a cada uno de nosotros, lleno de problemas y contradicciones, de guerras y odios, de gente haciéndole la vida imposible a los demás.
Sí, ya sé que esos vecinos actúan como necios y están dando guerra todo el santo día; ya sé que su esposo se fue a la cantina este sábado en la noche y regresó sin acordarse ni de cuál era su nombre. Sí, ya sé que su hija quiere ganar dinero fácil y está bailando en un club topless, de esos que nadie desea abran en su barrio. Sí, ya sé que algunos de ustedes están indocumentados, viviendo de susto en susto. Sí, ya sé que tiene deudas por más de cuarenta mil dolares, y que la casa necesitaría un préstamo para los arreglos del techo y de la cocina. Sí, ya sé que usted desea que las cosas cambien pero no sabe por dónde empezar. Un día tras otro, y la vida sigue igual, como dice esa vieja canción de Julio Iglesias, y usted continúa con la soga al cuello. En todo: en los asuntos del hogar, en sus relaciones, en sus finanzas. Un desastre, podría decirse sin miedo a equivocarnos.
Y eso podría continuar hasta el infinito. Porque infinitas son sus quejas y sus problemas.
Pero no, voy a detenerme y anunciarles de una vez ese regalo que les tengo. Es un regalo precioso para los que quieran cambiar sus vidas, para los que quieran que Dios cambie sus vidas, que los sane, que los llene de bendiciones y de prosperidad. Ya saben que con Dios todo es posible.
Mi regalo consiste en una invitación: quiero que vayan y busquen en el internet esta dirección: www.kcm.org/es. ¿De qué se trata? Pues de la página en línea de los Ministerios Kenneth Copeland en español. Sí, en español, al alcance de todos aquéllos que quieran recibir las enseñanzas fabulosas del matrimonio Copeland sobre la Palabra de Dios, de todos aquellos que quieran fortalecer su Fe y busquen ser salvos, que es como decir ser plenos y prósperos en todos los sentidos. Les sorprenderá lo fácil que puede resultar aprender más sobre las bondades de la fe y la renovación de sus vidas. Dios está hablándonos ahora en español, y su mensaje se nos hace más claro que nunca. Sin necesidad de salir de casa, desde nuestro propio hogar.
Un verdadero regalo para todos los hispanos que estén hambrientos de salvación. Aprenderán a controlar sus vidas, a poner en manos de Dios todos y cada uno de sus problemas, y a enfrentar al demonio cada vez que éste les ataque. Volverán a nacer en Dios y a fortalecer la fe.
No pierdan tiempo, por favor, acerquen su oido a la boca de Dios porque su Palabra es medicina y vida para ustedes, como dice Proverbios 4: 22.

Nota: Si necesitan ayuda con sus problemas, si están deprimidos, faltos de amor, solos,
sin trabajo y esperanza, por favor, comuníquense conmigo a cualquier hora al (786) 975-5709 y oraré con ustedes. O enviénme un mensaje a BelkisBell@Aol.com. Con Dios todo es posible.

viernes, 17 de septiembre de 2010

¿Vive Dios en su hogar?

Belkis Cuza Malé

Un amigo me dijo una vez que todo
hogar es una iglesia. Y tiene razón. Cada hogar es una iglesia, donde vive Dios. Pero fíjense bien, él dijo hogar, no casa. Hay una gran diferencia. Hoy día la mayoría de la gente vive en casas, no en hogares. La palabra hogar significa el sitio donde reside precisamente el calor, la llama viva, el fuego, que servía para calentar la casa o hacer la comida. Chimenea y fogón a un tiempo. De ahí derivó a lo que llamamos hogar, una casa que alberga una familia y que comparten como tal, donde se respeta ante todo la autoridad de los padres, y los hijos se someten a reglas de obediencia y amor. En el hogar la palabra clave es ésta última: amor. Y respeto y todo lo que gire en torno a los intereses comunes de la familia. Porque en el hogar vive una familia. Vivir en familia, es la expresión que mejor define un hogar.
Sin embargo, para que podamos entender bien la diferencia entre vivir en una casa y vivir en un hogar, les pediré que se contesten ustedes mismos estas preguntas: primero que nada, pregúntese si se sienten
parte de ese conjunto de seres que habitan la casa. Y en segundo término, si hacen vida en común con ellos: si la convivencia es amable y llena de amor y respeto, si cenan juntos, si se hablan con amor, si comentan los temas de actualidad, si ven televisión juntos u oyen música. Si se ayudan los unos a los otros en las tareas cotidianas que impone la vida, o las del hogar. I ojalá que también, donde oren juntos. Una iglesia/hogar.
Este conjunto de cosas son las que le dan vida a un hogar. Y lo vemos más que nada en días festivos, como la Nochebuena, la Navidad, los cumpleaños y otras celebraciones. Son los momentos deliciosos que aportan la energía familiar, esos dulces momentos en que todos se reunen a celebrar, llenos de euforia y amor filial.
Hace varias décadas, los líderes sindicales luchaban por arr
ancarle a los patrones contratos que estipularan no más de cuarenta horas semanales de trabajo, de modo que no hubiera abusos y pudieran descansar lo suficiente como para reponer fuerzas. Sin embargo, hoy resulta todo lo contrario, la gente quiere trabajar 50 y 60 horas semanales, se buscan hasta tres empleos intentando ganar más. Y así poder comprar más, y luego tirar a la basura y volver a comprar. Comprar lo que se necesita y lo que no. Comprar por gusto, para satistacer un vacío existencial y espiritual muy grande, como el de los drogadictos, y los borrachos. De ahí que ya no se piense en darle calor al hogar, sino al bar, a la cantina, a los stadiums, a los sitios de entretenimiento salpicados de vanalidades y superficialidad. Con la gente fuera de la casa más tiempo de lo normal, la familia ha comenzado a desintegrarse.
"A menos que el Señor construya la casa, los constructores
trabajan en vano", dice Dios en el Salmo 127. Eso quiere decir que no hay hogar si Dios no está presente allí, y el modo de estarlo es que prevalezca el amor, que los simientos sean los que El nos ha enviado con su palabra.
A menos que usted haya decidido construir un hogar y no una casa, puede confiar en que no hay banco, ni demonio que pueda robarle la paz, porque Dios es Amor y lo protege, como dice el Salmo 91. Un hogar es también eso que nos dice el salmista: "El que habita al abrigo del Altísimo/ Morará bajo la sombra del Omnipotente".

Nota: Si necesitan ayuda con sus problemas, si están deprimidos, faltos de amor, solos,
sin trabajo y esperanza, por favor, comuníquense conmigo a cualquier hora al (786) 975-5709 y oraré con ustedes. O enviénme un mensaje a BelkisBell@Aol.com. Con Dios todo es posible.
Les invito a que me visiten en mi blog: http://www.belkiscentrodeesperanza.blogspot.com/

viernes, 3 de septiembre de 2010

La lengua sucia

Belkis Cuza Malé

Cuando yo era una ni
ña y me llevaban a la consulta del doctor lo primero que éste hacía era pedir que abriera la boca y mostrara la lengua. Parece que ahí estaban todos los secretos del cuerpo. Una lengua sucia era más que una lengua sucia, era un compendio de enfermedades, toxinas, parásitos y todo lo imaginable. Entonces venían los remedios y teníamos que desintoxicarnos o bien con leche de magnesia u otras medicinas populares en la época. Luego, con los años, leyendo a Deepak Chopra, médico y especialista en la Ayurveda, una rama de la medicina tradicional de la India, supe que era necesario limpiarse la lengua cada día con un aparatico especial que parece más bien un rastrillo, de esos que se usan en los jardines. De nuevo, oi las explicaciones de la importancia de limpiarnos la lengua, de mantenerla sana.
Pero de esa lengua chismosa, malhablada, pecaminosa, presta al improperio, a la negatividad, a nombrar las cosas por su lado pecaminoso; de esa lengua promiscua, barriotera, chusma, y más, lengua sin bozal, rabiosa, que insulta y ataca como látigo implacable, de esa lengua como instrumento del bien y el mal es de lo que quiero hablarles.
Parece que hubiese pueblos con lenguas más sucias que otros. Es decir, gente que blasfema, injuria, condena o maldice más que otros. Por ejemplo, nosotros los cubanos somos más acalorados que muchas otras nacionalidades. La sangre caribeña hierve fácil en nuestras venas y solemos insultar a diestra y siniestra. Es decir, usamos la lengua para hablar miles de cosas que nunca deberían haber salido de nuestras bocas, o mejor, que nunca debimos de pensar.
Decir malas palabras es una muestra del descalabro espiritual en que nos
encontramos. Extrañamente las malas palabras siempre están asociadas al sexo; se grita, se condena, se maldice usando alusiones sexuales. Tratamos de menoscabar a alguien con una palabrota siempre aludiendo a su capacidad sexual o a su propio sexo. No hablemos ya de los que insultan llamando al otro *mujercita* (por sólo usar aquí la expresión más decente). Para discriminar, para condenar, insultar o maldecir se usa la lengua. La lengua sucia. Mírese pues al espejo, saque la lengua y contemple cuánta suciedad.
Hay gente que vive prisionera de la lengua, que no da un paso si no lo acompaña de una palabrota, de una grosería; gente que piensa que la
lengua es un látigo para atacar y vencer al supuesto enemigo o contrario. Pero, amigos lectores, la energía, la mala energía que generan esas palabrotas terminan por crear una capa densa en la mente y en el propio organismo humano. Somos sin duda lo que pensamos y lo que hablamos. Y los demás así nos perciben, por el modo en que expresamos nuestras ideas y sentimientos. Esopo, el famoso escritor griego de la antiguedad, escribió una hermosa fábula sobre la lengua, señalando que la lengua era lo mejor y lo peor en el ser humano, dependiendo de cómo la usáramos.
Por su parte, el ministro Kenneth Copeland, uno de los más formidables maestros de las enseñanzas bíblicas, abre su pequeño libro El poder de la lengua, citando a Proverbios 18:21: *La muerte y la vida están en poder de la lengua y aquéllos que la consienten comerán del fruto de ella (para muerte o para vida)*. Y nos explica cómo *un fáctor clave en el desarrollo de la raza humana ha sido la habilidad única que tiene el hombre de escoger sus palabras y expresarlas*, no así los ángeles, dice, que sólo hablan palabras de Dios.
Les cito aquí del libro de Copeland porque me parece extraordinario
todo lo que dice y les puede ser útil saber que, ustedes *pueden controlar al diablo aprendiendo a dominar su propia lengua*. Pero también deben tener bien claro que eso sólo se consigue si tienen el poder el Espíritu Santo dentro de ustedes, como nos explica Copeland, aprendizaje que requiere meditación sobre la Palabra de Dios y el deseo de obedecerlo. *Se necesita poder espiritual, y poder espiritual es lo que cada creyente renacido tiene a su disposición --nos dice Copeland--, Jesús dijo que sus palabras son espíritu (Juan 6:63).
Usar la lengua para bendecir al otro, para expresarle nuestro amor, para repetir la palabra de Dios es un arma de incalculable poder. Frenar la lengua es, como nos explica Copeland, una tarea que no puede hacerla nadie por sí solo.
Por tanto, comience por buscar ese poder dentro de usted mismo, entréguese a la meditación de la Palabra del Señor, a la lectura de las promesas de
Dios, a la oración. Sé que nos es fácil, que me dirá que no va a estar todo el día leyendo la Biblia ni orando, que tiene que trabajar y atender a su familia. Bien, pero intente ponerse en contacto a diario con Jesús, con su voz interna. Siéntese por un momento en un lugar aislado, y háblele a Dios, pídale orientación, pídale que el Espíritu Santo more en su cuerpo. Haga de su cuerpo el Templo del Espíritu Santo. Y con ese poder dentro de usted, con mucha meditación y repetición de la Palabra de Dios, no habrá diablo que desate su lengua en contra de los otros, ni intente destruirlo.
!Oh, qué dulces son las Palabras de Jesús, sí, sus Palabras son espíritu!, queridos hermanos.
Muchas bendiciones.

NOTA:
Si necesitan ayuda con sus problemas, si están deprimidos, faltos de amor, solos,
sin trabajo y esperanza, por favor, comuníquense conmigo a cualquier hora al (786) 975-5709 y oraré con ustedes. O enviénme un mensaje a BelkisBell@Aol.com. Con Dios todo es posible.

sábado, 28 de agosto de 2010

A DIOS NO LO ASUSTAN CON HUEVOS

Belkis Cuza Malé

Escribo hoy este artículo por segunda vez. Cuando ya casi lo finalizaba, de súbito, se apagó la computadora. No me alteré, no grité, pero proclamé en cambio, el poder de Dios. Sabía que el Demonio había puesto su dedo en la computadora, intentando apagar mi mensaje a ustedes. No lo ha conseguido, sencillamente porque Dios todo lo puede. El espíritu de destrucción y negatividad no ha prosperado. El Señor Jesucristo ha intercedido ante nuestro Padre Celestial, a petición mía, y aquí estoy de nuevo, escribieindo este artículo para ustedes, queridos hermanos. Con Fe, con la fe que me concede el poder de Dios dentro de mí, pues he sido creada a su imagen y semejanza.
¿Y saben de qué les hablaba cuando la computadora se apagó?, pues sencillamente de ese poder. Les hablaba de algo que todos sabemos pero a veces olvidamos: que Dios es Amor. Amor infinito. Que Dios todo lo puede. Y que nuestra mente tiene que ponerse en sintonía con ese poder y desatar su fuerza sobre las fuerzas del mal.
Les decía que no hay nada que prospere en contra de la Fe, si la activamos, si nos ponemos en manos de Dios, si caminamos de su mano. Dios es Creatividad, sol y luna, cielo y azul. Y Dios está en ustedes todos llenándolos de amor. Salvemos el Amor, empecemos la mañana con Amor, y terminemos el día con Amor. ¿Y esos enemigos solapados que siempre tenemos?, me preguntarán. ¿Y esos que han hecho cosas contra mí, que han pagado a un brujo para que nos entierre en el panteón?, como dicen algunos de ustedes. ¿Y esos que han tirado huevos a nuestra puerta o a nuestros carros y nos odian y meten cizañas contra nosotros? ¿Cómo no voy a odiarlos?
Pues NO, sencillamente No. En lugar de odiarlos les digo: enviénle un pensamiento de Amor, de amor en Cristo. Perdónenlo 70 veces 7, perdónenlo, dijo Cristo, hasta el infinito. Un pensamiento de Amor recorre el espacio a más velocidad que la luz, está probado, y desarma a cualquier enemigo, y hace huir al Demonio. Lo ata. Atemos al Demonio, atemos a los espíritus del mal que nos rondan, que están intentando hacer daño todo el tiempo. El poder de Dios está dentro de nosotros, activémoslo.
Hoy, póngase el escudo de Dios, más poderoso que cualquier escudo de acero. Salga a la calle con su escudo. Sea todo amor. Sonría, envíe pensamientos de amor a diestra y siniestra. Recuerde llevar también en su bolsa, en sus autos, una copia del Salmo 91. Y de leerlo cada mañana.
Les comentaba también que somos lo que pensamos, somos lo que comemos, somos lo que querramos ser. Hay que limpiar la mente de pensamientos de odio, de negatividad, de envidia, de rencores, de palabras ociosas. Hay que llenar los ojos con la belleza del paisaje, con todo eso que Dios ha creado para nosotros.
Cuando usted manda un pensamiento de amor a ese supuesto enemigo, esa persona se siente inmediatamente tocada por el poder de Dios y comienza a reaccionar distinto. Comienza a poner en su mente una idea diferente acerca de usted, y se deshacen los resentimientos y las amarguras. A veces somos demasiado impresionables, incluso paranoicos. Vemos enemigos en todas partes, creemos que nos están mirando con envidia, que nos desean lo peor. Y a lo mejor no es cierto, es sólo producto de la inseguridad que a ratos nos acompaña. Desee todo lo bueno al otro, al supuesto enemigo. Dígale mentalmente: te amo con el amor de Cristo. Regálele una sonrisa. Tiéndale la mano, y si se presenta la ocasión dígale a esa persona: perdóname si te he ofendido.
¿Que no quiere o no puede darle la mano a su enemigo? ¿Que no se siente con valor ni ganas de hacerlo? Pues sepa que no se está humillando ante el otro, solamente está haciendo lo que Dios dice, perdonando. Sin perdón no hay amor. Y no diga como dicen por ahí: está bien, perdono pero no olvido. Si no olvida no estará perdonando. Olvidar es perdonar.
Vuelvo a lo del poder de Dios. Con Dios, con su infinito amor, todo lo podemos. Sólo que hay que acitivar ese poder dentro de nosotros. Dios quiere su felicidad. Dios no ha enviado al mundo esta crisis económica, Dios no le ha quitado su trabajo, ni sus casas, ni sus automóviles. Dios, amigo, no lo ha enfermado.
Dios le dejó al Espíritu Santo cuando Jesús se marchó. Y ese Espíritu Santo habita en nuestro cuerpo. Póngase a pensar en ese sitio que es la casa del Espiritu Santo. ¿Está limpio, lo barrió esta mañana del polvo, le dio de comer un alimento sano, llenó su mente de buenos pensamientos, oró al levantarse? Si la respuesta es positiva, si su cuerpo y su mente están libres de negatividad, y en cambio se ha llenado con la presencia de Dios, con su poder, tenga la seguridad que el Demonio nada podrá contra usted. Nada.
Prepárese para la jornada del día activando el paisaje de Dios. Mire por la ventana y contemple todo lo que El ha creado para nosotros: árboles, cielo, estrellas, ese sol y también esa hermosa nieve o lluvia. Todo. Bendiga con su pensamiento lo que le rodea. No importa si hay nubarrones en el cielo. !Qué hermosos nubarrones, que traerán luego la lluvia y tras la lluvia, la paz y la serenidad del paisaje! Dígase que hoy es más rico que ayer, y más saludable, más feliz. Así lo quiere ver Dios, rebozante de salud y de prosperidad física y espiritual. Lo quiere bueno y lleno de riquezas, las que El ha creado para usted.
Mientras activaba el poder de Dios sobre mi computadora, abrí la BIblia y encontré que tenía marcados unos versos del profeta Isaías que sin duda eran el mensaje que yo necesitaba del Señor. Decía: Esperaré, pues a Jehová, el cual escondió su rostro de la casa de Jacob, y en él confiaré.
Pues, ya ven que mensaje tan oportuno. Así es el Señor, siempre hablándonos, enviándonos su Palabra. Pues que les sirva a ustedes también, para deshacer todos los temores, todos los miedos, y puedan ser felices todos los días de una larga y próspera vida caminando de la mano de Dios.
Gracias, Dios mío, porque devolviste vida a mi computadora y permitiste que pudiera hacerle llegar este mensaje de tu poder a todos mis queridos lectores.
Y para ustedes, gracias también por leerme, y muchas bendiciones.

Nota: Si necesitan ayuda con sus problemas, si están deprimidos, faltos de amor, solos,
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martes, 24 de agosto de 2010

Volver a Dios
Belkis Cuza Malé

Hoy sé más que ayer, pero menos que mañana, me dijo alguien querido hace algún tiempo. Y me gustaría aplicar esa frase a nosotros mismos y preguntarme: ¿Soy mejor que ayer, y no tan buena como mañana? Atrás han quedado las sombras, siempre las hay. Otros dicen que mejor es vivir en el pasado. Mejor es vivir en Dios, digo yo.. Y para vivir en Dios hay que asumir dos cosas: que existe y que le amamos y lo obedecemos.
Hoy parece, sí hoy, que no son muchos los que lo obedecen. Sólo hay que voltear la cabeza: horror y pena alrededor, odio y envidia. Violencia. Lenguaje pornográfico. Amor prostituido. STOP, me digo a mí misma. Y me impongo el silencio.
Hay que cerrar la boca, el pico, como dirían los más vulgares, y centrarnos en Dios, que es esa luz positiva y divina que se cuela por la rendija del alma y que si la dejamos entrar nos da la sanidad y la plena satisfacción de vivir.
Pero hoy, más que mañana, tendemos a estar miedosos, deprimidos, tontos y lelos, como si no tuviésemos cerebro para llevar algo más que un sombrero, ni voz para cantar. Mientras podamos cantar, no importa si desentonamos, mientras podamos oir la música que baja del cielo, mientras podamos ver el paisaje cargado de colores y la luna nos regale su tesoro y el sol alumbre y derrita la nieve, nuestra mano, guiada por Dios puede transformar en felicidad toda la pereza que nos ha llevado a la depresión.
El pasado es nostálgico como un atardecer, que luego desaparece en lontananza para que amanezca. Hoy es un día nuevo, y todos los días son nuevos, como nuevo y eterno será el futuro. Porque hay vida eterna para todos los que aman, para aquéllos que hacen el bien y ayudan a los demás, incluso con una sonrisa, o un beso. Si no sabemos poner la mano sobre el hombre que sufre, si no sabemos perdonar, si no sabemos sonreir con cada amanecer o cada atardecer, incluso con cada día gris, lleno de sombras, habremos perdido nuestra capacidad de crear vida.
Por eso, mis queridos lectores, mis queridos hermanos, les propongo ahora, ahora mismo la lectura del Padre Nuestro. Esa joya que nos dejó Jesús para orar cada día. Si usted desea llenar su espíritu, le propongo que repita en voz alta, concentrándose en las palabras, en lo que dice, quince o las veces que desee, el Padre Nuestro. Esta es una oración directa al Padre Celestial. Léanla ahora, en el Nombre de Jesús:
Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.

Nota: Si necesitan ayuda con sus problemas, si están deprimidos, faltos de amor, solos,
sin trabajo y esperanza, por favor, comuníquense conmigo a cualquier hora al
(786) 975-5709 y oraré con ustedes. O enviénme un mensaje a BelkisBell@Aol.com. Con Dios todo es posible.
Amén

miércoles, 28 de julio de 2010

Una fiesta para los creyentes: la Convención de los Ministerios Kenneth Copeland en Fort Worth
Hace ya más de quince años, cuando me mudé a Fort Worth, tuve una extraña sorpresa en el correo de la calle Altamesa. Entre mi correspondencia había una hermosa revista, a todo color, que ofrecía algo más que un logrado diseño: las buenas nuevas de Cristo, y su palabra. El magazine se llamaba Believer*s Voice of Victory, y tengo que confesar que al principio me sorprendió su contenido. El hombre que aparecía dubujado en aquellos comics, al estilo del oeste norteamericano, como un sherif imponiendo la ley, era nada más ni nada menos que Kenneth Copeland. Y las aventuras que se anunciaban para los pequeños estaban dirigidos por la Comandante Kellie, la hija de Copeland, un personaje que todavía hoy sigue siendo memorable aunque han pasado los años y todos hemos crecido.
Me hice asidua lectora al magazine, que me fascinaba por su
moderno diseño, pero sobre todo por los textos que allí leía, especialmente los de Kenneth Copeland y Gloria, su esposa. Copeland había fundado hace ya casi cuarenta años los Ministerios Kenneth Copeland, que están acentados en una hermosa y bucólica zona, a la salida de Fort Worth, en Newark, donde también está situada su iglesia.
A diferencia de muchos otros, el de Kenneth y Gloria Copeland son la modernidad misma en todos los sentidos. Desde el principio, me cautivó el modo especial de esta pareja para enseñar la Palabra de Dios y cómo aplicarla a la vida material y espiritual. Su prédica es una verdadera panacea para todo el que quiera caminar guiados por la mano de Dios, otorgándole a la Palabra ese espíritu de Fe que hará posible todos los milagros que esperamos. Y es que Kenneth y Gloria no son pastores al uso, no predican con la escuela vieja, ni nos meten miedo con un Dios que castiga. El suyo es
un Dios de Amor y Prosperidad. Ellos nos develan las fórmulas que otros llamarían irreverentes (algunos incluso los han acusado de falta de ortodoxia) pues esta pareja es parte importante de lo que se conoce como el Movimiento de la Fe. Discípulos de los predicadores Oral Roberts, fallecido hace unos meses, y de Kenneth Hagin, figura capital en el estudio e interpretación de la Palabra, los Copeland han levantado un imperio espiritual, un remanso de luz y amor que, guiados por Dios, disemina las enseñanzas cristianas en buena parte del mundo. No ha sido fácil para ellos, pero lo han conseguido.
Algunos recordarán el daño que ciertos televangelistas ocasionaron hace tres décadas a los cristianos, cuando sus vidas lujuriosas y llenas de ambiciones personales salieron a la luz pública. En medio de esta situación que parecería desventajosa para la creación de un nuevo ministerio, el de Kenneth Copeland no dejó de crecer y su programa televisivo alcanzar una audiencia de millones de hogares, que ha hecho posible la labor de expansión del ministerio y que la Palabra de Dios alcance sitios insospechados como Ukrania, en la antigua Unión Soviética, Australia, Inglaterra, y muchos otros puntos del planeta.
Además de su revista mensual y de su programa diario de
televisión de igual nombre, los Miniterios Kenneth Copeland celebran anualmente convenciones en varias ciudades importantes de este país. La más grande quizás es la que en agosto llevan a cabo en la propia ciudad de Fort Worth: Homecoming 2010 30th Annual Southestern Believers Convention. Así se llama, y este año se realizará desde el 2 hasta el 7 de agosto. Les aseguro que es una ocasión muy especial que tenemos los cristianos (entendidos por cristianos a todos los que creemos en Cristo) de llenarnos de regocijo con el espíritu de Dios. Una verdadera fiesta de luz y amor el poder participar de la convención y recibir la unción, esa energía divina que se manifiesta en nosotros cuando echamos a andar el motor de la FE. Y como si fuese poco, el martes 3 de agosto a las 7 PM se presentará en la convención el famoso cantante Randy Travis.
Escribo esto ahora para que todos los que me lean puedan tener la oportunidad de llegarse al Convention Center de Fort Worth y participar en las actividades de este evento cristiano. Jóvenes y niños también son bienvenidos con programas dedicados a ellos, donde aprenden a conocer a Cristo como su Salvador, mientras se divierten.
La entrada es absolutamente gratis y las puertas del Centro de Convenciones de Fort Worth, en el
downtown, estarán abiertas desde temprano en la mañana hasta que finalice el último predicador, en la noche. Pues también participarán Keith Moore, Jerry Savelle, Creflo Dollar y Jesse Duplantis, verdaderos maestros de las enseñanzas bíblicas. Y aquellos que necesitan sanación podrán asistir el sábado 7, a las 9:30 de la mañana, a la Healing School, a cargo de Gloria Copeland, que se ha convertido ya en pieza importante de la convención anual.
Vuelvo a recomerdarles, querido amigos, que no dejen pasar la oportundad de oir en persona a estos servidores del Señor, y de recibir la unción del Espíritu Santo. La sola asistencia a estos eventos obrará en ustedes cambios no sospechados. Se lo aseguro. El Señor espera impaciente por todos. Los tiempos son apremiantes. Pongan sus vidas y sus problemas en manos de Dios, y aprendan a tener Fe y a vivir sin miedo y a triunfar. Ya me contarán.

Para más información sobre los MInisterios Kenneth Copeland, visiten su web side: http://www.kcm.org/

Nota: Si necesitan ayuda con sus problemas, si están deprimidos, faltos de amor, solos,
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sábado, 10 de julio de 2010


La gracia de Dios

Belkis Cuza Malé

Mi tía abuela Paquita lo sabía. Era una mujer que vivió siempre de un modo especial. A los cuarenta había dejado de mestruar y nunca pudo tener hijos. Pero no hizo de esto una tragedia, ni nunca la oí quejarse, por lo contrario, tenía siempre la casa llena de sobrinos, uno de ellos, mi padre.
Paquita era gruesa, de seguro por problermas hormonales, no porque comiese en exceso, aunque cocinaba como lo harían los ángeles si fuesen
chefs. Ordenada y limpia, tenía la costumbre de mantener siempre un almanaque cerca de la cocina y día tras día marcaba con una cruz el que estaba viviendo. Solía cultivar sus propias verduras en el patio, y hasta sembraba apio. Nadie como ella para hacer dulces, especialmente el dulce de toronja. Y hay que tener mucha paciencia para este dulce, pero a mi tía Paquita le gustaba tomarse el tiempo para hacer sus cosas. Nada de precipitaciones.
En la parte interior de la puerta de la sala colgaba como un trofeo la oración del Cristo del Buen Viaje, pero nunca le vi realizar viaje alguno. Desde la humilde casa de Guantánamo, que heredó de sus padres, hasta la más humilde aún que compró en La Habana, tras la venta de la otra -- las dos únicas casas de mi tía Paquita (de seguro las únicas en que vivió toda su vida)--, compartían su entusiasmo por el orden y la sencillez. El centro de la casa no era la sala, sino por el contrario la cocina, que se extendía hacia un comedor humanizado por su dedicación a todo lo que hacía, presidido por el antiguo y siempre eterno Frigidaire, color verde, que habían comprado hacia al menos entonces veinte años.
Cuando a finales de 1965, si mal no recuerdo, murió Faustino, su esposo, su vida no cambió en nada. Seguía siendo la misma, aunque ahora viuda y sola, lo que no fue pretexto para dejar de hacer lo que hacía siempre: ser la reina de la cocina y los postres, sobre todo, los postres en almibar. No sé cómo se las arreglaba para tener aquellos mantelitos y servilletas de hilo repujado, siempre blancos como coco, almidonados y planchados, y las cacerolas brillantes.
¿Y saben por qué se mantenía tan calmada y era su hogar refugio de la luz que entraba a borbortones por las ventanas? Pues sencillamente porque ella estaba dotada en abundacia de la gracia de Dios. Es decir, poseía una virtud especial que hacía que todo estuviese en su lugar y que las cosas las realizase poniendo en cada una de ellas su alma. Lo mismo que para sembrar tomates en su patio, que para hacer un dulce de coco. Mi tía Paquita conocía la máxima de la vida sencilla, la virtud que todo lo transforma: el amor a lo que se hace.
Si no pongo amor en cocinar una cacerola con arroz blanco, o en lavar un inodoro, o en sacudir una ventana, de seguro no sólo habré perdido preciadas energías, sino que habré dejado de disfrutar de esa parte sensible de la vida que es el hacer cosas para uno mismo y para los demás.
La vida es una cosecha de pequeñas cosas, de hábitos delicados y llenos de amor.
Sí, ésa es la palabra clave: Amor. Los niños ponen pasión y amor en sus juegos, por eso disfrutan con intensidad cualquier actividad, por eso pueden ser sinceros.
Está de moda tirar la casa por la ventana, como se dice, a la hora del matrimonio o de la fiesta de la quinceañera, pero la verdadera felicidad consiste en disfrutar de lo imperecedero, lo que no tiene precio: el amor, razón de cada celebración.
Eso lo sabía mi tía abuela Paquita: la gracia de Dios no la venden en Wallgreen, ni en ningún sitio. Tenemos que amasarla nosotros con nuestras propias manos, como esas tortillas caseras de los hogares mexicanos, o los tamales navideños en los que suele ponerse el corazón.

Nota: Lo ayudo con sus problemas de Amor, Salud y Prosperidad. Para solicitar una consulta conmigo puede llamarme al (786) 975-5709 o escribirme a BelkisBell@Aol.com. Mis consultas son gratis para aquellos que no tengan trabajo y estén pasando por una crisis económica. Esa es mi caridad para todos ellos.

sábado, 3 de julio de 2010

El fantasma del gran Saramago está en mi casa

Belkis Cuza Malé

Sí, incluso hay vida en las cenizas de un cadáver, porque como dice el poeta Francisco de Quevedo en su famoso poema, "Serán ceniza, mas tendrá sentido; Polvo serán, mas polvo enamorado¨
Mira, se ha muerto el gran escritor portugués José Saramago. Y voy a confesarte algo: nunca lo he leído, jamás lo leí -- puedo decirlo casi sin verguenza--, porque me parecía un ideólogo de la mentira comunista. El Premio Nobel Saramago, porque le

dieron el premio más valioso del universo literario, se afilió al partido comunista y defendió siempre al gobierno tiránico de Fidel Castro (aunque una vez, sólo una vez, vaciló y se opuso a la tiranía cuando fusiló a tres infelices negritos). Yo tenía prejuicios contra Saramago. Me parecía tonto y por eso no lo leía. Pero a raíz de su muerte, hace unos días, miré sus fotos, consulté su blog, y de pronto, sentí una piedad extraña por él, como si su espíritu atormentado y ateo se me hubiera sentado al lado para pedirme perdón quizás por escribir contra la naturaleza y la existencia de Dios... Sí, así ha sido y ahora debe estar aquí.
Como si su espíritu de muerto en candela --porque aunque fue bueno en vida y en apariencia no hizo daño a nadie, se dañó a sí mismo con esa tosudez casi de campesino bruto, aunque él fuese hombre brillante-- hubiera volado hasta estas tierras, como pájaro en busca de nido.Casa de Saramago en Lanzarote

Pues bien, repito, se me ha colado en casa este nuevo Saramago, ya ahora puras cenizas, y por extraño que parezca, me gusta mirar su rostro de hombre al que la vejez no logró domeñar. Porque siendo viejo era joven. !Qué extraño!
He leído ya algunos de sus textos, pero todavía ninguno de sus libros. Dicen las críticas de amigos y enemigos que son extraordinarios, como su novela tan famosa El año de la muerte de Ricardo Reis Lo leeré, lo prometo. No porque no se pueda vivir sin haber conocido la obra de Saramago, sino porque su espíritu, o fantasma, como quieran, se me ha colado en casa, repito. Y hasta me da alegría ir a los periódicos españoles (en España lo adoran como a un mito) y recrearme con las fotos de su biblioteca en la isla de Lanzarote, en las Canarias. Tenía un espacio fabuloso, y allí mismo llevaron su féretro tallado con maderas preciosas, muy pulidas, y lo exhibieron por unas horas antes de que lo devolvieran a su Portugal original. En Lisboa le rindieron honores de rey, por escritor, no por comunista, antes de incinerarlo.
Pilar del Río, su mujer de veinte años, y casi treinta menos que Saramago, es otro milagro que me gusta ahora observar. Se casaron cuando ella tenía 38 y él 63, pero al contrario de lo que se podría presumir se amaron con intensidad hasta el final. Les aseguro que se amaron como marido y mujer y que ella, tan linda y entregada a su misión terrenal --la de ser el alma gemela de este hombre con espíritu inflamado por la búsqueda de Dios, aunque lo negase-- se ha dedicado en cuerpo y alma, y lo seguirá haciendo, a mantener vivo a Saramago. Yo también, pero de otro modo: quiero que una vez sentado a mi lado, junto a mi computadora, me diga qué pasó, en qué punto del universo está, ahora que su vida de éxitos, aunque plagada de contradicciones, se ha extinguido. Porque sin duda Saramago fue un hombre contradictorio, de éxito, aunque tardío. Y eso me gusta. Todo en él fue tardío. Hasta el amor. Pero esa tardanza fue gloriosa porque lo acercó al verdadero camino. A la vida plena, al amor pleno. Porque otra cosa sería mentir. Y no me importa ya su tosudez política, tan falsa como su ateismo. Sólo que él quería creer que tenía la razón. Porque confundía la justica con la caña de azúcar y el vino con la demencia que produce tostarse al sol en Lanzarote.
Ha muerto a los 87, peleando con la vida y con Dios. Ahora sé que me gustan mucho sus poemas (los que he leido) y también lo que escribía en su blog. Pero más me gusta saberlo aquí, a mi lado, intentando discutir conmigo sobre la existencia de Dios. Estoy acostumbrada a estas peleas, a estas morriñas por una vida sin Dios. Mi padre era ateo hasta minutos antes de su muerte cuando una prima postiza, ya casi en su lecho de muerte, le arrancó aquél sí, como cuando dos se casan. El se casó con Dios, estoy segura, en ese momento de su muerte.
Y sé que también Saramago, el hombre que desafiaba a Dios, escapó de este mundo de la mano de Jesucristo, el de los verdaderos evangelios, no él de su novela profana.
Voy a confesarlo aquí, yo también, alguna vez, escribí un poema profano, que he barrido con mi escoba (mágica y buena), de mis libros y que prohibo publicar, aunque le guste a los irreverentes.
Pero volviendo a este fantasma: Saramago, estoy segura, quiere contarme la historia de su salvación. Y yo voy a contárselas a ustedes todos, cuando él me confiese desde ese más allá eterno en que ahora vibra su alma, que Dios lo acuna como a un hijo pródigo que ha vuelto a la casa del Padre.

Nota: Lo ayudo con sus problemas de Amor, Salud y Prosperidad. Para solicitar una consulta conmigo puede llamarme al (786) 975-5709 o escribirme a BelkisBell@Aol.com. Mis consultas son gratis para aquellos que no tengan trabajo y estén pasando por una crisis económica. Esa es mi caridad para todos ellos.