miércoles, 23 de diciembre de 2009

¿Qué le regaló al Santo Niño Jesús?

Belkis Cuza Malé

Cumpleaños de Jesús, sí, eso es lo que celebramos el Día de Navidad, aunque desconozcamos con precisión la fecha de su nacimiento. No importa, los historiadores tienen sus teorías y no vamos a entrar en una discusión bizantina, pues no somos autoridad en la materia. El lucero, los Reyes Magos, los pastores y datos históricos a tomar en consideración aseguran que el Niño Jesús nació en un pesebre, junto a las humildes bestias que allí pastaban, y eso nos basta, la fecha es secundaria.
Pero la escogida no podia ser más propicia para celebrar la llegada a este mundo del Mesías. Es la época del invierno en estos lares, y el airecillo que mueve hojas y árboles hacen más receptivo el corazón. Como si todos se hubiesen puesto de acuerdo para ser felices --a pesar de los pesares--, y dispuestos a perdonarse los unos a los otros, y a compartir una cena y unos regalos en familia. Al fondo, pueden oirse los villancicos eternos que saludan la llegada del Salvador.
Críticas no faltan a los que han hecho de la Navidad y de estos días una época de compras, de consumismo extremo, olvidando el motivo principal de los festejos. Y sí, no les falta razón, pero mirado desde otro punto de vista, vale la pena recordar que cada regalo que damos encierra un pensamiento de amor hacia el otro, hacia el pariente, el amigo o el compañero de trabajo. No hay nada malo en dar, al contrario. Dar es recibir. Dar es la mejor forma de hacer que nuestras energías se transformen, y se renueven. De ahí parten nuestras riquezas, del hecho de dar. Otra cosa no es el diezmo que echamos en la cesta de la iglesia: un pensamiento de esperanza y amor para que la palabra de Dios continúe oyéndose en todos los recodos de este mundo.
Pero entre tantos regalos hermosos quizás hemos olvidado separar uno para el Niño Jesús. Anda él vestido de capita azul y sandalias con broches de plata. Lleva cesta en la mano repleta de rosas, o de frutas olorosas y membrillos. Un sombrero alón con pluma corona su cabeza. Y en otra mano un bastoncito o cayado con vasija para el agua, para hacer más seguro el camino de este niño peregrino. Anda, dicen, por los caminos pedregosos y enlodados, por cerros y riscos, subiendo y bajando, haciendo milagros. Algunos aseguran haberlo visto tomando agua fresca de un pozo vecino, o sentado junto a un caballito enano. Luego lo ven partir, atravesar las nubes y desaparecer. Y al rato, sentado de nuevo en su altarcito de la iglesia de Plateros donde lo veneran, allá en Fresnillo, Zacatecas.
Como concede tantos milagritos le dejan allí retablos y esos papelitos que cuelgan en las paredes del templo, y que atestiguan sus curaciones y son muestra de agradecimiento supremo de los beneficiados.
Sí, el Santo Niño de Atocha, el niño Jesús -- a quienes sus devotos llevan regalos el Día de Navidad--, estará siempre esperando por usted. Muchos le honran en su fecha con un juguete, pues es el niño milagroso que nació para salvarnos del pecado y las dificultades; para abrirnos las puertas; para hacer que no nos falten nunca ni la salud ni el trabajo; para que podamos pagar nuestras deudas y su gracia nos bendiga siempre.
Un regalo, sí, para el Santo Niño de Atocha: bastará un pensamiento de amor para nuestros semejantes; una oración para ése que se hace llamar nuestro enemigo; una oración para el que anda en mal camino; para el que nada tiene, para el que ha ido a dar con sus huesos a la cárcel. Una oración de amor, en el Nombre del Santo Niño de Atocha, para que no nos falte nunca su protección.
Mientras escribía esto encontré una web site dedicada al Santo Niño de Atocha con música de fondo cantada por el Papa Juan Pablo II. Canta el Pater Noster, y en su voz suena realmente milagroso porque incendia el alma con el espíritu de Nuestro Señor Jesucristo. Oíganlo aquí, por favor: http://www.ninoatocha.com/links.html
Pero no olvide -- en Navidad, o siempre--, ese regalo que el Santo Niño de Atocha espera de usted: un pensamiento de amor, sólo eso.

NOTA: Le ayudo con sus problemas de Amor, Salud y Prosperidad, a través del Amor de Dios, de su Espíritu. No deje de consultarme y encontrará la respuesta a todo lo que lo aqueja hoy. Llámeme para una consulta por teléfono. Marque a cualquier hora el (786) 975-5709. O escrìbame a BelkisBell@Aol.com. GRATIS PARA LOS QUE NO TIENEN UN CENTAVO.

viernes, 18 de diciembre de 2009

RECETA DE SOPA NAVIDEÑA PARA LOS DEPRIMIDOS


Belkis Cuza Malé
Sí, yo sé de qué estoy hablando. De ese sentimiento extraño de indefensión, abandono, tristeza, nostalgia y no sé cuántas otras cosas que se mezclan como en un caldero donde hirviesen a un tiempo los elementos más disímiles para una sopa. La sopa de la depresión. ¿Ya cocinó la suya? Es una sopa espesa, que sabe a rayos, por decirlo de algún modo. Una sopa de la peor especie, que no va a poder tragar así como así. Y si ya la tiene lista, mejor la tira a la basura y sigue mis consejos: abra las ventanas de su casa --- sí, no importan el invierno, ni el frío, ni la lluvia o la nieve. Abra las ventanas de su casa y deje que el aire vaya tomando posesión de todo el espacio. Deje que los pájaros del cielo se asomen a su hogar, deje que canten en su ventana. Deje que las ardillas oteen curiosas lo que está sucediendo, como en pleno invierno, usted ha dejado que la brisa que baja de las montañas, que viene de lejos, del mar o del río, de las praderas de algún continente muy lejano, inunde ahora su vida de una nueva esperanza.
Porque éso es precisamente lo que va a suceder cuando usted cambie la energía negativa que hay acumulada en su hogar, cuando usted, también, abra closets y armarios y comience a limpiarlos y a tirar todo lo que no usa, lo que no sirve ya. Estará despojando el ambiente, estará haciendo lo que se llama *una limpia* de su hogar. Una limpia espiritual, de cambio de energías.
Y por si no fuera necesario, usted se va a *disfrazar* ahora de deportista, y va a salir a caminar, al menos durante una hora. Y si no se lo permite el tiempo, pues va a ir a uno de esos Malls que hay en todas las ciudades norteamericanas (y que yo destesto, lo siento) y va emplear su tiempo,
en lugar de mirar vidrieras, en caminar. Caminar y tararear una canción, la que más le guste, la que recuerde. O en su lugar va a repetir en silencio, algún *mantra*, alguna oración como ésta: *Soy feliz, soy una persona bendecida, Dios me ama*. O repetirá quince veces el Padre Nuestro.
Al cabo de una hora usted se sentirá realmente con nuevas energías, feliz y dispuesto a aceptar que la vida es un espacio de tiempo en el que debemos transitar con felicidad y en control de nosotros mismos. Sentirá dentro de su cuerpo un alegre cosquilleo, como el que toca con la mano la alegría de una promesa realizada. Porque las promesas de Dios están ahí, al alcance de la mano, siempre listas para servirnos.
La Navidad se acerca y muchos, incluido usted quizás, no tiene trabajo o dinero, y en el peor de los casos, está solo, sin familia, sin un amor. ¿Es ése su caso? Pues voy a decirle algo: de seguro que no le falta un amigo, de seguro que no le falta ese ángel que camina siempre a su lado, como una sombra. ¿No lo sabía? Y de seguro, no está solo porque Dios vive dentro de usted, y usted ha sido hecho a imagen y semejanza de El. Mírese, por favor, en un espejo, y sepa que esos ojos y ese rostro son también el rostro de Dios. No deje de darle gracias porque respira y está vivo. Si cree que todos lo han abandonado, que la suerte se ha marchado, que nadie lo ama, camine hasta la iglesia más cercana --cualquiera--- y entre y siéntese allí, o si no es tiempo de servicio, vaya a la oficina y pida hablar con un pastor, un sacerdote, o un consejero. Siempre los habrá, siempre habrá alguien esperando por usted. Se lo aseguro. O llámeme, llámeme al (786) 975-5709, y juntos vamos a orar por usted y por mí. Juntos vamos a agredecerle al Cielo, a nuestro Padre Celestial, que nos envió a su Hijo para que naciera hombre, y viviera y muriera por nosotros en la cruz.
Recuerde, la Navidad es un tiempo de expectación, de alegría, de regocijo. La Navidad es el momento en que volvemos a ser niños, a nacer con cada luz que desciende del cielo o de ese árbol que hemos situado en nuestro hogar.
Por favor, no se tome esa sopa de tristezas, de depresión, alegre su corazón con una carga nueva, con la energía divina que ha de inundarlo todo y que ya canta en el corazón de cada uno de nosotros, como pájaros que evocasen la alegría del Cielo.
La depresión Navideña sólo existe para aquéllos que no conocen a Dios, o han perdido momentáneamente la fe. Anímese y cocine la sopa Navideña, échele trozos de brisa, mar, besos, nubes, luceros, y bendiciones. Una sopa deliciosa para el cuerpo y el espíritu. Y si no tiene un regalo que ofrecer a los suyos o a sus amigos, comparta con ellos su nueva Sopa Navideña.
!Qué le aproveche!!!

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viernes, 4 de diciembre de 2009

Globalización y espiritualidad

Belkis Cuza Malé



Con la globalización la vida ha cambiado. Quizás usted no lo perciba claramente, pero ya no somos los mismos. Ahora vivimos conectados al mundo. El mundo no es ya *ancho y ajeno*, como tituló Ciro Alegría, el novelista peruano, a su obra más conocida. Podrá seguir siendo ajeno en muchos aspectos humanos, pero el mundo ha cambiado con nosotros, o lo estamos haciendo cambiar. A pesar de todos los pesares, de las luchas intestinas de algunas facciones terroristas, del racismo de unos contra otros, del extrañamiento ante las culturas no familiares a la nuestra, hemos visto que ya todo es distinto a partir del nuevo milenio. Con el 2000, tan esperado y temido, llegaron nuevos vientos, sino de civilización, al menos de acercamiento y profundidad sobre ese vecino, próximo o lejano, que ahora existe como parte también de nuestra vida cotidiana. Se han abierto nuestros ojos ojos al mundo, como ventanas.
Ahora, por ejemplo, las piramides egipcias o los Andes se han acercado. La flor de lis y el marpacífico se dan en el mismo patio. El olor de la guayaba y el de las manzanas inundan nuestro hogar, mientras el limonero y la pera crecen en el jardín. Hay ceibas y baobab en nuestros barrios, y el sirope del arce y la canela son parte ya de nuestros hábitos alimenticios.
Pero el mayor progreso que ha traído esta mezcolanza cultural es en el campo espiritual. Cuando el maestro Paramahansa Yogananda llegó en los años 30 a Estados Unidos, con su piel cobriza y su turbante, hablando de Self-realization, y de prácticas de meditación para alcanzar el nirvana, la mayoría de sus admiradores fueron en principio intelectualels y gente de Hollywood, de ahí que buscando sitio propio donde asentarse y expandir su doctrina, fue a parar a San Rafael, en California, desde donde ejerció como gurú hasta su muerte. Otros como él, pero quizás no de su excelencia, se asentaron también en este país, pero los seguidores parecían ser siempre los mismos. Todo esto cambió con un médico indú llegado en un momento único, el de la Guerra de Viet Nam, cuando Estados Unidos necesitó de inmigrantres profesionales en el campo de la medicina, según parece. De este modo, ganamos para bien a Deepak Chopra, uno de los exponentes más claros e inteligentes de las teorías orientales de la espiritualidad, quien a su vez captó el interés de sus lectores al proponer prácticas ayurvédicas (la antigua ciencia indú) de conservación de la salud y la juventud. Desde entonces, se popularizaron sus métodos de acercamiento a una vida más espiritual.
Así, hemos ganado en conocimientos, y en prácticas nuevas que han generado verdaderos entusiastas del yoga, y de una forma más sana de alimentarnos. Pero, cabe preguntarnos: ¿somos más espirituales, o por el contrario, nos hemos convertido en snobs de nuevo cuño? ¿Y qué significaría ser más espiritual? ¿ Lo seríamos por el sólo hecho de prácticar el budismo, o hacer meditación, o seguir las enseñanzas de la fe en los grandes maestros espirituales? Claro que no, porque la espiritualidad tiene que ver más con una totalidad como ser humano, que con una práctica determinada o religión. Lo espiritual no es lo contrario a lo religioso, aunque algunos pretendan establecer un abismo entre ambos. Un sacerdote católico puede ser tan espiritual como un monje budista. La adoración de la virgen María o de los santos no nos alejan de la espiritualidad como tal. O el estudio de la Cábala. O el ser un pastor protestante.
Y aquí vale eso de que el hábito no hace al monje. Hemos visto todo tipo de desmanes entre gente religiosa y también engaños y falsas posturas entre los llamados gurús. Pero esos son ejemplos individuales. La espiritualidad es un compendio de *virtudes* o actitudes ante la vida y la muerte, ante nosotros mismos y el prójimo, ante Dios y el Diablo, o ante el Cielo y el Infierno. Tan espirituales pueden ser los ricos como los pobres, los de Tailandia como los de Paragüay. Los chinos o los venezolanos. Todo dependerá de la relación personal que tengamos con Dios, de nuestro acercamiento a lo intangible, a lo que no se ve. Todo dependerá de la fe conque nos acerquemos a la verdad profunda del ser humano, a lo divino, a lo insondable, a los misterios de Dios. El espíritu vive en el amor, en la bondad y la nobleza, en la sinceridad, en la tolerancia, en el perdón, en lo auténtico, en lo sencillo, en el modo en que seamos una bendición para los demás. Cuando Dios vive en nosotros somos espirituales. Y éso no está reñido con ser también seres de carne y hueso, seres viviendo una etapa intensa en este plano terrenal.
Si algo nos ilumina es la fe, la fe en Dios, en su amor y en su capacidad de darnos la mano para caminar por la senda estrecha de cualquier paraje, ya sea en China, Cataluña o Marruecos. Dios es UNO, para cristianos, indués, judíos, árabes, u ovejas descarriadas. Encontrar a Dios, es parte del camino espiritual. Encontrar a Jesús es un regalo al alcance de todos, incluso por supuesto, para los que ni siquieran lo consideran el Hijo de Dios. Pero todos los caminos conducen a El, por fortuna. Todos los caminos espirituales.


Nota: Si tiene problemas de salud, amor y prosperidad, si su vida es un desierto, si se siente sin fuerzas para llevar adelante la misión para la que ha venido a este mundo, y cree que lo acorralan la envidia, el infortunio, los pesares, lo invito a que me llame al (786) 875-5709, para una consulta por teléfono. Si está sin trabajo y necesita que le ayude, pues lo mismo, comuníquese conmigo y pronto se le abrirá esa puerta que hoy ve cerrada. Consulto SOLO POR TELEFONO, Y GRATIS PARA LOS QUE NO TENGAN TRABAJO. Llámeme o escríbame a BelkisBell@Aol.com. Lo espero. Con Dios todo es posible. Muchas bendiciones.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

!GRACIAS A DIOS, QUE NOS DIO LA VIDA Y EL UNIVERSO!

Belkis Cuza Malè



Si usted se para frente a una montaña, y es observador y curioso, puede que se pregunte cuàl es la utilidad de una montaña. Si usted tiene ojos para ver y oìdos para oir, de seguro sabe que Dios se los ha dado para algo, aunque nunca lo recuerde. Si usted suele deleitarse con la brisa suave y el olor de los jazmines de la noche, o ve mecerse las olas del mar, según las impulse el viento, notará que no hay gratuidad en la existencia de cada uno de ellos. Todo lo que ha creado Dios obedece a su plan divino.

Lo mismo sucede con usted y todos los seres humanos. Hay gente que ni siquiera se pregunta para qué ha venido a este mundo. Comen, duermen, trabajan, se entretienen, hacen el amor (algunos sólo fornican), y viven casi a nivel animal. Es decir, sin conciencia de que además de un cuerpo vulnerable poseen un alma y un espíritu. Y una mente, claro, en muchos casos subutilizada. Esa es la gran masa, ésa que sigue a los populistas que toman el poder en los paìses más pobres, o los que enarbolan una bandera, o los fanáticos de cualquier religión (que en todas los hay). Ësa es la masa inmóvil, para llamarla de algún modo, que no tiene ojos y orejas más que para lo que le ponen por delante en la televisión o el cine, porque de seguro que casi no lee.

Salir de ese estado semi bestial (y perdónenme si les parezco ruda) es tarea en la que se envuelven sólo los que logran despertar a tiempo. A otros se les va el tren, viven y mueren en este estado, trayendo hijos al mundo que mantienen los malos hábitos adquiridos en el hogar.

Porque nos creemos superiores a nuestro creador, nos creemos dioses que no tuviesen necesidad de reflexión, o de agradecimiento. Comemos de los que nos da la naturaleza, bebemos el agua de los manantiales de agua viva puestos por Dios en cada esquina de este mund
o, y nos aprovechamos de los progresos de la ciencia (ésos que son obra de otros que sí han encontrado el camino), sin que nos perturbe inquietud alguna. ¿Acaso sabe usted, o se ha preguntado, quién inventó la radio, el teléfono, la electricidad, el fonógrafo, la televisión, o la computadora? Ni lo sabe, ni se lo imagina, ni le interesa. Así es. Por tanto, cuando enciende el televisor no le da gracias a su inventor. Sólo se sirve del prodigio, sin importarle el resto.

Lo mismo sucede con nosotros y Dios. El lo creó todo. Todo. Y mire, le admito que se imagine a Dios como mejor le parezca, sin ortodoxia: un dios todopoderoso como el trueno, o en forma de sol, como lo veneraban algunas razas indígenas, miles de años atrás. Un dios humano, o viviendo en el famoso Olimpo griego. Como guste. Pero Dios al fin y al cabo. Ni siquiera le pido que se afilie a religión alguna, sólo que crea en El, en su capacidad creadora, en su bondad y en su amor. Porque Dios es amor. Y el amor, la energía más poderosa del universo, ésa que fusiona las cosas, como lo hace la ley de la gravedad. Del mismo modo, con Amor, hizo al primer hombre y la primera mujer. Porque el Amor es Dios, o viceversa, como dije. Por eso quizás es tan importante Hacer el Amor, No la Guerra, como solían decir los hippies (anunque no nos gusten ellos). Sí, el Amor une y es la llama eterna.

Y a ese Dios que nos creó con Amor es al que damos gracias una vez al año en la celebración de ese día tan especial en que nos reunimos con la familia. Pero no espere el último jueves de noviembre para agradecerle a Dios por todo lo que le ha dado, incluidos su salud, su familia, sus amigos. Y por supuesto, el Universo. Déle gracias todos los días cuando abra los ojos. Ëse es un ejercicio que lo pondrá en contacto con la energía divina de nuestro Creador. Una energía que vive en usted y lo redime con la sangre de Jesús.

!Féliz Día de Acción de Gracias!


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domingo, 22 de noviembre de 2009

EL COFRE DE LOS RECUERDOS

Belkis Cuza Malé





















No es bueno, ni sano, ni productivo, vivir en el pasado.Y sé que hay gente que incluso encuentra placer en esta actitud. Como si el pasado estuviera más vivo que el presente. Como si la vida misma no fuera más que un pasado eterno.
Los que viven en el pasado olvidan vivir, es todo. Detienen el reloj de la existencia, de modo que no generan buenas energías alrededor de ellos, sino esa oscura memoria que, como polvo de azar, suele cubrir todo lo que ya no esta vivo.
El pasado debe ser respetado y mantenido donde está, que es el sitio que le corresponde. Los metafísicos aseguran
que el pasado existe, pero en otra dimensión de tiempo y espacio, y todo lo que ha sido está ahí, vivo. Quizás la teoría de la Relatividad, que descubrió el gran Einstein, ese fabuloso cientìfico, pone mejor que nada las cosas en su sitio. Dice Einstein que todo está sucediendo al mismo tiempo. Pasado, presente y futuro. Pero claro, a diferentes niveles o escalas. Como si la existencia fuera eso, algo que se desenvuelve en varias capas de energía.
Pero, amigos, el pasado puede enfermarnos, ser una costra que nos impida el mejor desenvolvimiento, pues la energía se hace densa y perezosa cuando no la activamos. Como agua estancada de una piscina, que se llenara de algas. Así es el pasado.
Y muchos, especialmente las viudas, suelen vivir en el pasado, atesorando objetos que pertenecieron a sus esposos, añorando cada momento de sus vidas compartido con esa persona que ya no está. Y también los ancianos tienden a mantenerse en el pasado.
El presente es un regalo, amigos. Por eso se llama Presente, que es otro modo de nombrar un regalo. Viva en el presente eterno y fórjese una vida distinta, alimentada con pensamientos y metas, con ilusiones, con aromas. Si quiere descubrir cuán presente vive usted rocíe cualquier perfume en su hogar. Ponga a hervir una vasija con agua y cuando esté a punto eche varias ramas de canela, pétalos de rosa, menta, verbena, o aceite de patchulí. Su hogar se inundará no sólo con el aroma de ese potpurri de olores, sino con las buenas vibraciones. Enseguida se sentirá lleno de una energía nueva, renovadora, porque existe la ciencia de la aromaterapia, que es el modo de cambiar nuestro estado de ánimo a través de los olores, de las esencias.
Vivir en el presente es el único modo de lograr nuestras metas del futuro. El único modo de visualizar lo que deseamos que pase ya. El futuro es siempre el presente, no lo duden. Recuerden además que Dios creó las leyes espirituales, y una de éstas es que todo lo que hacemos, bueno o malo, retorna con la misma intensidad. Como una pelota lanzada contra una pared. El futuro es pues el fruto inevitable del presente. Pero sólo viviendo en este presente eterno lograremos triunfar sin que nos acose la depresión, la melancolía, el miedo o la ansiedad. Enfrascados en vivir cada minuto de este presente, nuestra mente se orientará hacia lo positivo y logrará hacer que la fuerza interna que vive en nosotros, el poder de Dios, nos impida caer en el vacío..., que es el pasado.
No importa cuán difíciles aparezcan hoy sus problemas. No piense en ellos, piense en la dicha de vivir a plenitud, de poderle dar gracias a Dios por la salud y todo lo que tiene. Aunque no la tenga de momento. Sólo diciendo y reafirmando que tiene salud la logrará. Y de seguro que si hace un recuento de lo que posee llegará al convencimiento de que es usted una persona afortunada. Tan afortunada como que Dios le ha dado la vista para que pueda leer esto.
Les sugiero un ejercicio muy útil para vencer el mal hábito de vivir en el pasado, incluso si no tiene plena conciencia de ello. El pasado es pasado, y hay que ponerlo a buen recaudo, en una caja fuerte, como la que se usa en los bancos, o guardarlo en una caja de zapatos.
Por tanto, les invito a que se hagan de una caja vacía de zapatos y una vez que estén a solas, en un lugar donde se sientan relajados, comiencen este ejercicio, tan fácil, que les parecerá un juego, pero no lo es: vayan depositando allí uno a uno los recuerdos, las ideas que se agolpen de súbito en su mente. Sacudan sus manos dentro de la caja, no sólo para descargar esa energía negativa, sino para echar allí dentro todos y cada uno de los recuerdos y las memorias que nos han acompañado hasta ahora. Pueden incluso añadir a la caja algunas fotos de familiares que ya no están, que han emprendido el viaje a la eternidad. Se sentirán verdaderamente relajados tras cerrar y guardar esta caja de zapartos, ahora convertida en cofre de la memoria. El cofre del pasado. Un cofre valiosísimo, más que el oro, y que vamos a situar en el lugar que le pertenece: el pasado.

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lunes, 16 de noviembre de 2009

¿PUEDE CURARNOS DIOS?



Belkis Cuza Malé

Aunque la medicina ha alcanzado un desarrollo extraordinario en los últimos cien años, y enfermedades, antaño terribles, han devenido controlables tras el descubrimiento de la penicilina y los antibióbitos, todavía nos encontramos ante la antesala de un misterio mayor: ¿lograremos algún día vencer el proceso de la muerte o combatir efizcamente las nuevas epidemias y enfermedades que aparecen de cuando en cuando en este planeta?

Nada sabemos, más que ese miedo que suele recorrer la mente humana ante cada amenaza. Primero el SIDA, y ahora la gripe porcina. Y latente, como uno de los miedos mayores, el temido cáncer. Sin descontar las enfermedades del corazón, que son mayormente la causa de muertes, debido al estilo de vida de muchos.
Pero, ¿cuántos de nosotros creemos de verdad que la Palabra de Dios sana, que Jesús es más que una promesa y que todos los días de nuestra vida estamos protegidos por su amor y su calidez? La ciencia se ha impuesto y cada vez que se habla de sanación divina hay que acotar que una visita al doctor no estaría de más. De modo que vemos el temor a equivocarnos, a hablar por hablar, como si Dios fuese sólo un espejismo, algo digno de probar, pero con cautela. Les traduzco aquí lo que Norman Vincen Peale, hombre de fe y autor de famosos libros sobre el pensamiento positivo, además de pastor, nos dice al respecto, tras participar junto a un doctor cristiano en la sanación, a través de la oración, de una señora muy enferma: *Por primera vez --nos cuenta--, comencé a ver que yo estaba cometiendo un grave error al enseñar tan sólo una religión altamente ética. Yo había visto ahora cómo trabajaba el poder más allá de la ética o la ciencia. Había mirado de forma escéptica lo sobrenatural. Pensaba en la religión básicamente como un sistema de ética y teología, preocupada sólo con el mejoramiento de la moral y de las condiciones sociales, en especial ésto último. Yo miraba a la medicina preocupada solamente por la cura de la enfermedad a través del proceso materialista*. Para luego añadir: "Hoy sabemos que Dios tiene al menos dos formas para sanar a la gente: a través de su sirviente, el médico, y de su sirviente el practicante de la fe espiritual".

Creo, sin embargo que el doctor, por muy eminente que sea, no puede curar por sí solo el miedo, la tristeza profunda del alma, los conflictos que surgen en la mente humana y que calan profundo en el espíritu. No importa que existan los terapistas, los sicólogos, los siquiatras. Y no digo que ellos no curen. Claro que curan con un sistema aparentemente efectivo, basado en la mayoría de las veces en los fármacos. En la química. Esas drogas con receta médica que llevan al paciente a un estado más o menos normal de sanación, que la mayoría de las veces es sólo aparente, porque la procesión va por dentro, en el espíritu. Les diré mi experiencia: cuando yo tenía veinte años, por un período de más de diez, vivía con la ansiedad a flor de boca. No salía de mi casa sin llevar en mi bolso esas pastillas que me había recetado el doctor para la ansiedad, para la depresión y el miedo. Yo vivía en puro terror, a la muerte, a las enfermedades, a la vida misma, al que será de mi vida. Yo no disfrutaba ni un minuto, pensando en que mañana estaría muerta, o aquejada de una grave enfermedad. Pero de tanto temerle a todo, le temía --creo que afortunadamente, también a esas pastillas, a sus efectos secundarios-- y sólo tomaba la mínima dosis, tan pequeñita que estoy segura de no me servían de nada. Pero yo vivía pegada al fetiche de las pastillas, con la confianza de que si me daba un ataque de pánico ahí estaban ellas, como si fueran el mismo Dios, para salvarme. Al menos, creía, me controlaban el miedo. ¿Y por qué ese miedo? Cuando usted vive en la represión absoluta, cuando la moral al uso es un marco opresor del que no nos podemos zafar, cuando hay que fingir todos los días, y decir SÏ, venticuatro horas, como hacen los que vive en un país bajo el comunismo, nuestra mente se enferma, si no somos lo suficientemente fuertes. Se enferma doble: por una parte, se resiste a ser gobernada, manipulada, y por la otra tiene que ceder y aprender a callar, y tiene que obedecer reglas injustas, estúpidas, que no son más que la pérdida absoluta de su individualidad. Y como vivía en el miedo, como crecí también bajo la vigilancia de un padre autoritario, que ponía por encima de todo la moral, sus cánones ultraconservadores, yo no salía de un estado de terror interno. No bastaba que me hubiese criado en la fe, que aprendiese a rezar y a hacer promesas. Yo tenía pánico, vivía con pánico, esperando siempre lo peor, aunque me agarraba al pensamiento de un Dios al que también me habían enseñado a temer.

Hasta que descubrí que Dios es amor, que Dios vive en nosotros y es esa fuerza superior que nos enseña a no temer, a entregarnos a sus promesas. Sí, Dios curó mi hipocondria, mi temor a la vida, mis incertidumbres, mi miedo. Y puede curar el suyo si deja que El lo guíe, si aprende a entender el mecanismo de sanación que hay en su Palabra. Si repite una y mil veces los versos que están en la Biblia que hablan de sus promesas de sanación. No dejo de recordar todos los días aquéllos de Proverbio 4: 24-27, que dicen: "Acerca tu oído a mi boca, hijo mío, porque mi palabra es medicina y vida para ti*. O lo que leemos en Primera de Pedro 24, hablando de Cristo: (...) llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el matadero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia, y por cuya herida fuísteis sanados" Sí, especialmente esto, porque fuimos sanados (ya en pasado, miren) por su herida, ésa que sufrió en la cruz. De modo que repitiendo esto (por sus heridas fuimos sanados) obtenemos la curación tan ansiada, sin saber que ya estamos sanos.

Porque la fe, sólo la fe en Cristo, puede liberarnos del miedo y de la enfermedad.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Centro de Esperanza:



Hola. Inauguro este espacio para que sirva de puente entre mis lectores, clientes y amigos. Aquí leerán mi columna semanal y ojalá que me permitan entrar a sus casas con mi bolsa llena de palabras alentadoras, palabras de fe. Porque éste es un Centro de Esperanza. Esperanza en Cristo, en Dios. Esperanza en el triunfo del bien.

Estoy a disposición de todo el que solicite mi ayuda, de todo el que se sienta solo, triste, fracasado, sin ánimos para salir adelante. Enfermo. Pero también estaré aquí para traerles la Palabra de Dios, que es Luz y Amor. Y ayudarlos a encontrar el Amor, la Salud y la Prosperidad. Porque con Dios todo es posible.
La vida puede parecer complicada, y a ratos lo es, por eso necesitamos aprender las reglas de cómo triunfar espíritual y materialmente, cómo encontrar el balance entre un mundo y otro. Este será un espacio dedicado al Amor y a la Belleza. Al Universo que creó el Espíritu Divino.

Aprenderemos --porque yo aprendo también con cada uno de ustedes-- a engrandecer, sofisticar, y embellecer nuestro mundo interior. Ese castillo donde habita Dios.

Para comenzar, les presento aquí este primer artículo: *Lea los Salmos y triunfe*. Ojalá les sirva. Espero oir de ustedes.



Lea los Salmos y triunfe


Belkis Cuza Malé

Cada día se hace necesario estar preparados para las veleidades del clima. Si en invierno, tenemos que saber hasta cuánto bajará la temperatura; si en verano, hasta cuánto subirá y si hay pronóstico de tormenta, tornados o ventolera mayor. Lo mismo sucede con nuestra vida espiritual. Cada día debemos salir a la calle con la armadura de Dios sobre nuestra ropa, es decir, la malla espiritual que nos protegerá contra los diablillos, los endemoniados, los locos y los malvados. Sí, revestirnos con la coraza que nos brinda nuestro Padre Celestial.
No es que yo quiera meterles miedo, ni hablar de cosas negativas, ni que esté exagerando. La vida en este plano terrenal está llena de todas estas cosas y más. Así que se hace necesario estar preparados, pues ya lo dijo Jesucristo: este mundo no es de Dios, sino del Demonio. Y por tanto nosotros, hijos de Dios, tenemos la opción --como los caballeros medievales que peleaban protegidos contra las espadas--, de asegurarnos que esos dardos del Maligno no nos alcanzarán.
Muchos me llaman invocando problemas: la esposa los ha abandonado; los hijos andan en pandillas y drogas; el esposo es un borrachín de siete suelas, o no aporta ningún dinero al hogar. Otros, tienen problemas con los vecinos odiadores y racistas, los espíritus de división. A todos, les aconsejo protegerse con la armadura del Señor. Y mucha oración, para que ésos que están pecando e infringiendo las leyes espirituales, se arrepientan y vuelvan a retomar el camino. De modo que les recomiendo fortaleza en Dios, y la lectura de los Salmos. Sí, esas 150 oraciones, bellísimas, escritas por el Rey David, y que se encuentran en el Nuevo Testamento, que es la parte de la Biblia escrita antes de la llegada de Jesus, el Mesías, a la Tierra.
Hay un Salmo para cada ocasión y para cada dificultad, de modo que hasta podemos alcanzar la prosperidad material leyendo el que corresponde. Y hay otro hasta para eliminar las várices del cuerpo, o recuperar la vista o el oído. ¿Qué les parece? !!¿No es Dios maravilloso?!! Claro que sí. El, que todo lo puede, no sólo nos protege con su Palabra y sus promesas, sino que pone en nuestras manos los Salmos para que podamos actuar en propiedad ante cada contratiempo o acción a tomar.
¿Tiene usted a alguien en la cárcel? Pues hay un Salmo para interceder por esa persona, el Salmo 55. ¿Quiere triunfar en sus negocios? Pues lea el 114. Claro, hay que seguir algunas indicaciones al respecto, que con gusto les comentaré si hacen una cita conmigo al 786/ 975-5709, para darles una consulta por teléfono.
Los Salmos son maravillosos para ayudarnos a conseguir amor, amistades, estar protegidos contra tormentas, para los problemas de embarazo, y para todo tipo de enfermedades.
No dejo de recomendarles el Salmo 91, que los protege contra el mal que nos asedie, un Salmo donde está la profecía de la acción terrorista contra las torres gemelas de New York.
Salmo tan milagroso que tengo muchos clientes que por llevarlo encima y dentro de sus automóviles o camionetas, no han perecido, aún cuando éstos se han volcado y han sido víctimas de graves accidentes. Hagan copia del Salmo 91 y pónganla en un bolsillo del pantalón o en su billetera (los hombres), y en su bolsa, las mujeres. Fíjenlo a la puerta principal de sus viviendas y entre los colchones de sus camas. Y no dejen de llevar una copia en el vehículo donde se transportan, por favor.
Los otros que he mencionado acá son útiles y milagrosos (con Fe) para los problemas que enfrentamos a diario. Pero hay que leerlos, a solas, en voz alta, muy despacio, recibiendo la unción de Dios sobre nosotros. Como el que saborea las palabras. Y pidiendo en el Nombre de Jesús, pues así nos enseñó El en los Evangelios. Porque todo lo que pidamos en su nombre nos será concedido, si tenemos FE.
Así que no dejen de llamarme para asegurarse de que hay un Salmo a mano para ustedes y sus problemas. Dios los bendicirá.

NOTA: Le ayudo con sus problemas de Amor, Salud y Prosperidad, a través del Amor de Dios, de su Espíritu. No deje de consultarme y encontrará la respuesta a eso que lo aqueja hoy. Llámeme para una consulta por teléfono. Marque a cualquier hora el (786) 975-5709. O escrìbame a BelkisBell@Aol.com.