viernes, 25 de marzo de 2011

La mano de Dios

Belkis Cuza Malé

Cuando yo era niña, allá en mi ciudad de Guantánamo, había en el patio de mi casa una mata que conocíamos como tubatuba. Y recuerdo cómo cortábamos sus tallos, largos y y cilíndricos, que estaban naturalmente perforados, para soplarlos como si fueran flautas. Las hojas de ese árbol tenían una característica especial, parecían grandes manos abiertas. Luego aprendí que en realidad el nombre de ese árbol era palmacristi, y también aceite de ricino. Un aceite que sana muchas dolencias, hasta ahora no conocido por la mayoría. Pero me gustaba mucho eso de que se llamara palmacristi, y luego supe que le decían así por lo milagroso y curativo que resulta su aceite y porque aquella mano resultaba ser una alegoría de la mano de Cristo. Y ya sabemos que la mano de Cristo puesta sobre nuestras cabezas nos trae la unción divina, la unción de Dios. Su energía sanadora. Mucha gente anda hoy perdida en las brumas de la desesperación. Andan sin empleos, con deudas hasta el cuello, con problemas familiares, con hijos rebeldes, y esposos infieles o dados a las drogas y los vicios. El panorama es desolador visto así. No tiene uno más que abrir el periódico, poner las noticias en la televisión y una bocanada de violencia, mal gusto y malas vibraciones lo asaltan como para robarle de un bofetón la paz y la fe. Vivimos expectantes, nerviosos, temerosos hasta de los vecinos. Y ni siquiera podemos confiar en dejar seguros a nuestros hijos en las escuelas. La violencia lo ha invadido todo, nuestra mente y nuestro entorno. Pero hago ahora un alto para decirles: Paren ustedes también. Detengan esa ola de violencia y mal gusto en sus hogares. El miedo no puede constituir el factor predominante en sus vidas. Miedo al banco que posee la casa en que viven, miedo a los otros acreedores, miedo a que sus hijos se enreden en pandillas, a que su esposo o esposa los engañe. Miedo al miedo. Cuando no hay fe hay miedo. El miedo es como un líquido corrosivo que lo va ocupando todo, hasta no dejar espacio para la FE. La depresión es la consecuencia de ese miedo. El temor a la desconocido, a no saber nuestro destino, a esperar siempre lo peor, o a vivir sobreviviendo, día tras día. Como si la vida fuera sólo eso. Como si Dios nos hubiera echado a este mundo con un lazo opresor al cuello. Qué hacer, pues? Tomar la mano de Cristo, alcanzar esa mano que está ahí, frente a nosotros, y no soltarla nunca, nunca. Esa es la mano de la unción, es la mano de la verdad, de la victoria, del valor, de la prosperidad en todos los aspectos de la vida. La mano de Dios, ésa que ha escrito nuestro destino en un pizarrón azul, como el cielo. La mano que habló un día para levantar a Lázaro del sepulcro. La mano que sobre nuestras cabezas nos da vida y sana también. Queridos hermanos, tengan Fe, aprendan a vivir con Fe, aprendan a entender el designio de Dios para cada uno de ustedes. Aprendan a vivir con la alegría que representa ser hijos adorados de Dios. Salgan de ese estado de indefensión mental en que se encuentran, abandonen la torpeza de sus vidas, renuncien a continuar siendo pobres y miserables, renuncien a las drogas, al alcohol, a los vicios. Paren de entregar su cuerpo a las fuerzas negativas. Sean hermosos y buenos de la cabeza a los pies. Pero sobre todo, sean hermosos en su interior, en su corazón. Y sólo se puede ser hermoso a través de la mente de Dios. Esa mente que vive en ustedes y que les otorga el poder divino que El tiene. Pero para echarlo a andar, para que funcione venticuatro horas al día en nosotros, debemos estudiar la Palabra de Dios, qué dijo, cuáles son sus promesas para nosotros. Y poner nuestra mirada en ella y vivir con la Palabra de Dios en la boca, como si fuera un chiclet, como un caramelo que saboreásemos eternamente.
Sin la Palabra de Dios no podemos agarrarnos a su mano, no tendremos salvación, seguiremos pecando y obrando mal, seguiremos despistados, no sabiendo el camino a seguir. Por tanto, si hoy, ahora, que está usted leyendo esto, le parece que ya no tiene salvación, que está acabado, que su vida es una miseria, y una desolación, y la esperanza no existe, le pido que haga un alto y se asome por un instante a una ventana y mire hacia el cielo y contémplelo, y no importa si está nublado o lloviendo, o quizás cae nieve. Usted va a mirar en el cielo, ahora, la mano de Dios dibujada entre las nubes. Y no es magia, sino Fe. Fe en Dios, Fe en Cristo, Fe en su Palabra. Y en lo adelante todos sus problemas los va a depositar en esa mano, y va a llenar su corazón de FE, y tomado de la mano de Cristo va a andar, como si volara, como si lo llevara una fuerza superior a usted mismo. Y como Dios, dirá: Hágase la luz, y la luz se hizo. Porque en lo adelante la luz de Dios reinará para siempre en su vida, e ilumará todos los caminos.

Nota: Si necesitan ayuda con sus problemas, si están deprimidos, faltos de amor, solos,
sin trabajo y esperanza, por favor, comuníquense conmigo a cualquier hora al (786) 975-5709 y oraré con ustedes. O enviénme un mensaje a BelkisBell@Aol.com. Con Dios todo es posible.