miércoles, 28 de julio de 2010

Una fiesta para los creyentes: la Convención de los Ministerios Kenneth Copeland en Fort Worth
Hace ya más de quince años, cuando me mudé a Fort Worth, tuve una extraña sorpresa en el correo de la calle Altamesa. Entre mi correspondencia había una hermosa revista, a todo color, que ofrecía algo más que un logrado diseño: las buenas nuevas de Cristo, y su palabra. El magazine se llamaba Believer*s Voice of Victory, y tengo que confesar que al principio me sorprendió su contenido. El hombre que aparecía dubujado en aquellos comics, al estilo del oeste norteamericano, como un sherif imponiendo la ley, era nada más ni nada menos que Kenneth Copeland. Y las aventuras que se anunciaban para los pequeños estaban dirigidos por la Comandante Kellie, la hija de Copeland, un personaje que todavía hoy sigue siendo memorable aunque han pasado los años y todos hemos crecido.
Me hice asidua lectora al magazine, que me fascinaba por su
moderno diseño, pero sobre todo por los textos que allí leía, especialmente los de Kenneth Copeland y Gloria, su esposa. Copeland había fundado hace ya casi cuarenta años los Ministerios Kenneth Copeland, que están acentados en una hermosa y bucólica zona, a la salida de Fort Worth, en Newark, donde también está situada su iglesia.
A diferencia de muchos otros, el de Kenneth y Gloria Copeland son la modernidad misma en todos los sentidos. Desde el principio, me cautivó el modo especial de esta pareja para enseñar la Palabra de Dios y cómo aplicarla a la vida material y espiritual. Su prédica es una verdadera panacea para todo el que quiera caminar guiados por la mano de Dios, otorgándole a la Palabra ese espíritu de Fe que hará posible todos los milagros que esperamos. Y es que Kenneth y Gloria no son pastores al uso, no predican con la escuela vieja, ni nos meten miedo con un Dios que castiga. El suyo es
un Dios de Amor y Prosperidad. Ellos nos develan las fórmulas que otros llamarían irreverentes (algunos incluso los han acusado de falta de ortodoxia) pues esta pareja es parte importante de lo que se conoce como el Movimiento de la Fe. Discípulos de los predicadores Oral Roberts, fallecido hace unos meses, y de Kenneth Hagin, figura capital en el estudio e interpretación de la Palabra, los Copeland han levantado un imperio espiritual, un remanso de luz y amor que, guiados por Dios, disemina las enseñanzas cristianas en buena parte del mundo. No ha sido fácil para ellos, pero lo han conseguido.
Algunos recordarán el daño que ciertos televangelistas ocasionaron hace tres décadas a los cristianos, cuando sus vidas lujuriosas y llenas de ambiciones personales salieron a la luz pública. En medio de esta situación que parecería desventajosa para la creación de un nuevo ministerio, el de Kenneth Copeland no dejó de crecer y su programa televisivo alcanzar una audiencia de millones de hogares, que ha hecho posible la labor de expansión del ministerio y que la Palabra de Dios alcance sitios insospechados como Ukrania, en la antigua Unión Soviética, Australia, Inglaterra, y muchos otros puntos del planeta.
Además de su revista mensual y de su programa diario de
televisión de igual nombre, los Miniterios Kenneth Copeland celebran anualmente convenciones en varias ciudades importantes de este país. La más grande quizás es la que en agosto llevan a cabo en la propia ciudad de Fort Worth: Homecoming 2010 30th Annual Southestern Believers Convention. Así se llama, y este año se realizará desde el 2 hasta el 7 de agosto. Les aseguro que es una ocasión muy especial que tenemos los cristianos (entendidos por cristianos a todos los que creemos en Cristo) de llenarnos de regocijo con el espíritu de Dios. Una verdadera fiesta de luz y amor el poder participar de la convención y recibir la unción, esa energía divina que se manifiesta en nosotros cuando echamos a andar el motor de la FE. Y como si fuese poco, el martes 3 de agosto a las 7 PM se presentará en la convención el famoso cantante Randy Travis.
Escribo esto ahora para que todos los que me lean puedan tener la oportunidad de llegarse al Convention Center de Fort Worth y participar en las actividades de este evento cristiano. Jóvenes y niños también son bienvenidos con programas dedicados a ellos, donde aprenden a conocer a Cristo como su Salvador, mientras se divierten.
La entrada es absolutamente gratis y las puertas del Centro de Convenciones de Fort Worth, en el
downtown, estarán abiertas desde temprano en la mañana hasta que finalice el último predicador, en la noche. Pues también participarán Keith Moore, Jerry Savelle, Creflo Dollar y Jesse Duplantis, verdaderos maestros de las enseñanzas bíblicas. Y aquellos que necesitan sanación podrán asistir el sábado 7, a las 9:30 de la mañana, a la Healing School, a cargo de Gloria Copeland, que se ha convertido ya en pieza importante de la convención anual.
Vuelvo a recomerdarles, querido amigos, que no dejen pasar la oportundad de oir en persona a estos servidores del Señor, y de recibir la unción del Espíritu Santo. La sola asistencia a estos eventos obrará en ustedes cambios no sospechados. Se lo aseguro. El Señor espera impaciente por todos. Los tiempos son apremiantes. Pongan sus vidas y sus problemas en manos de Dios, y aprendan a tener Fe y a vivir sin miedo y a triunfar. Ya me contarán.

Para más información sobre los MInisterios Kenneth Copeland, visiten su web side: http://www.kcm.org/

Nota: Si necesitan ayuda con sus problemas, si están deprimidos, faltos de amor, solos,
sin trabajo y esperanza, por favor, comuníquense conmigo a cualquier hora al (786) 975-5709 y oraré con ustedes. O enviénme un mensaje a BelkisBell@Aol.com. Con Dios todo es posible.
Les invito a que me visiten en mi blog: http://www.belkiscentrodeesperanza.blogspot.com/




sábado, 10 de julio de 2010


La gracia de Dios

Belkis Cuza Malé

Mi tía abuela Paquita lo sabía. Era una mujer que vivió siempre de un modo especial. A los cuarenta había dejado de mestruar y nunca pudo tener hijos. Pero no hizo de esto una tragedia, ni nunca la oí quejarse, por lo contrario, tenía siempre la casa llena de sobrinos, uno de ellos, mi padre.
Paquita era gruesa, de seguro por problermas hormonales, no porque comiese en exceso, aunque cocinaba como lo harían los ángeles si fuesen
chefs. Ordenada y limpia, tenía la costumbre de mantener siempre un almanaque cerca de la cocina y día tras día marcaba con una cruz el que estaba viviendo. Solía cultivar sus propias verduras en el patio, y hasta sembraba apio. Nadie como ella para hacer dulces, especialmente el dulce de toronja. Y hay que tener mucha paciencia para este dulce, pero a mi tía Paquita le gustaba tomarse el tiempo para hacer sus cosas. Nada de precipitaciones.
En la parte interior de la puerta de la sala colgaba como un trofeo la oración del Cristo del Buen Viaje, pero nunca le vi realizar viaje alguno. Desde la humilde casa de Guantánamo, que heredó de sus padres, hasta la más humilde aún que compró en La Habana, tras la venta de la otra -- las dos únicas casas de mi tía Paquita (de seguro las únicas en que vivió toda su vida)--, compartían su entusiasmo por el orden y la sencillez. El centro de la casa no era la sala, sino por el contrario la cocina, que se extendía hacia un comedor humanizado por su dedicación a todo lo que hacía, presidido por el antiguo y siempre eterno Frigidaire, color verde, que habían comprado hacia al menos entonces veinte años.
Cuando a finales de 1965, si mal no recuerdo, murió Faustino, su esposo, su vida no cambió en nada. Seguía siendo la misma, aunque ahora viuda y sola, lo que no fue pretexto para dejar de hacer lo que hacía siempre: ser la reina de la cocina y los postres, sobre todo, los postres en almibar. No sé cómo se las arreglaba para tener aquellos mantelitos y servilletas de hilo repujado, siempre blancos como coco, almidonados y planchados, y las cacerolas brillantes.
¿Y saben por qué se mantenía tan calmada y era su hogar refugio de la luz que entraba a borbortones por las ventanas? Pues sencillamente porque ella estaba dotada en abundacia de la gracia de Dios. Es decir, poseía una virtud especial que hacía que todo estuviese en su lugar y que las cosas las realizase poniendo en cada una de ellas su alma. Lo mismo que para sembrar tomates en su patio, que para hacer un dulce de coco. Mi tía Paquita conocía la máxima de la vida sencilla, la virtud que todo lo transforma: el amor a lo que se hace.
Si no pongo amor en cocinar una cacerola con arroz blanco, o en lavar un inodoro, o en sacudir una ventana, de seguro no sólo habré perdido preciadas energías, sino que habré dejado de disfrutar de esa parte sensible de la vida que es el hacer cosas para uno mismo y para los demás.
La vida es una cosecha de pequeñas cosas, de hábitos delicados y llenos de amor.
Sí, ésa es la palabra clave: Amor. Los niños ponen pasión y amor en sus juegos, por eso disfrutan con intensidad cualquier actividad, por eso pueden ser sinceros.
Está de moda tirar la casa por la ventana, como se dice, a la hora del matrimonio o de la fiesta de la quinceañera, pero la verdadera felicidad consiste en disfrutar de lo imperecedero, lo que no tiene precio: el amor, razón de cada celebración.
Eso lo sabía mi tía abuela Paquita: la gracia de Dios no la venden en Wallgreen, ni en ningún sitio. Tenemos que amasarla nosotros con nuestras propias manos, como esas tortillas caseras de los hogares mexicanos, o los tamales navideños en los que suele ponerse el corazón.

Nota: Lo ayudo con sus problemas de Amor, Salud y Prosperidad. Para solicitar una consulta conmigo puede llamarme al (786) 975-5709 o escribirme a BelkisBell@Aol.com. Mis consultas son gratis para aquellos que no tengan trabajo y estén pasando por una crisis económica. Esa es mi caridad para todos ellos.

sábado, 3 de julio de 2010

El fantasma del gran Saramago está en mi casa

Belkis Cuza Malé

Sí, incluso hay vida en las cenizas de un cadáver, porque como dice el poeta Francisco de Quevedo en su famoso poema, "Serán ceniza, mas tendrá sentido; Polvo serán, mas polvo enamorado¨
Mira, se ha muerto el gran escritor portugués José Saramago. Y voy a confesarte algo: nunca lo he leído, jamás lo leí -- puedo decirlo casi sin verguenza--, porque me parecía un ideólogo de la mentira comunista. El Premio Nobel Saramago, porque le

dieron el premio más valioso del universo literario, se afilió al partido comunista y defendió siempre al gobierno tiránico de Fidel Castro (aunque una vez, sólo una vez, vaciló y se opuso a la tiranía cuando fusiló a tres infelices negritos). Yo tenía prejuicios contra Saramago. Me parecía tonto y por eso no lo leía. Pero a raíz de su muerte, hace unos días, miré sus fotos, consulté su blog, y de pronto, sentí una piedad extraña por él, como si su espíritu atormentado y ateo se me hubiera sentado al lado para pedirme perdón quizás por escribir contra la naturaleza y la existencia de Dios... Sí, así ha sido y ahora debe estar aquí.
Como si su espíritu de muerto en candela --porque aunque fue bueno en vida y en apariencia no hizo daño a nadie, se dañó a sí mismo con esa tosudez casi de campesino bruto, aunque él fuese hombre brillante-- hubiera volado hasta estas tierras, como pájaro en busca de nido.Casa de Saramago en Lanzarote

Pues bien, repito, se me ha colado en casa este nuevo Saramago, ya ahora puras cenizas, y por extraño que parezca, me gusta mirar su rostro de hombre al que la vejez no logró domeñar. Porque siendo viejo era joven. !Qué extraño!
He leído ya algunos de sus textos, pero todavía ninguno de sus libros. Dicen las críticas de amigos y enemigos que son extraordinarios, como su novela tan famosa El año de la muerte de Ricardo Reis Lo leeré, lo prometo. No porque no se pueda vivir sin haber conocido la obra de Saramago, sino porque su espíritu, o fantasma, como quieran, se me ha colado en casa, repito. Y hasta me da alegría ir a los periódicos españoles (en España lo adoran como a un mito) y recrearme con las fotos de su biblioteca en la isla de Lanzarote, en las Canarias. Tenía un espacio fabuloso, y allí mismo llevaron su féretro tallado con maderas preciosas, muy pulidas, y lo exhibieron por unas horas antes de que lo devolvieran a su Portugal original. En Lisboa le rindieron honores de rey, por escritor, no por comunista, antes de incinerarlo.
Pilar del Río, su mujer de veinte años, y casi treinta menos que Saramago, es otro milagro que me gusta ahora observar. Se casaron cuando ella tenía 38 y él 63, pero al contrario de lo que se podría presumir se amaron con intensidad hasta el final. Les aseguro que se amaron como marido y mujer y que ella, tan linda y entregada a su misión terrenal --la de ser el alma gemela de este hombre con espíritu inflamado por la búsqueda de Dios, aunque lo negase-- se ha dedicado en cuerpo y alma, y lo seguirá haciendo, a mantener vivo a Saramago. Yo también, pero de otro modo: quiero que una vez sentado a mi lado, junto a mi computadora, me diga qué pasó, en qué punto del universo está, ahora que su vida de éxitos, aunque plagada de contradicciones, se ha extinguido. Porque sin duda Saramago fue un hombre contradictorio, de éxito, aunque tardío. Y eso me gusta. Todo en él fue tardío. Hasta el amor. Pero esa tardanza fue gloriosa porque lo acercó al verdadero camino. A la vida plena, al amor pleno. Porque otra cosa sería mentir. Y no me importa ya su tosudez política, tan falsa como su ateismo. Sólo que él quería creer que tenía la razón. Porque confundía la justica con la caña de azúcar y el vino con la demencia que produce tostarse al sol en Lanzarote.
Ha muerto a los 87, peleando con la vida y con Dios. Ahora sé que me gustan mucho sus poemas (los que he leido) y también lo que escribía en su blog. Pero más me gusta saberlo aquí, a mi lado, intentando discutir conmigo sobre la existencia de Dios. Estoy acostumbrada a estas peleas, a estas morriñas por una vida sin Dios. Mi padre era ateo hasta minutos antes de su muerte cuando una prima postiza, ya casi en su lecho de muerte, le arrancó aquél sí, como cuando dos se casan. El se casó con Dios, estoy segura, en ese momento de su muerte.
Y sé que también Saramago, el hombre que desafiaba a Dios, escapó de este mundo de la mano de Jesucristo, el de los verdaderos evangelios, no él de su novela profana.
Voy a confesarlo aquí, yo también, alguna vez, escribí un poema profano, que he barrido con mi escoba (mágica y buena), de mis libros y que prohibo publicar, aunque le guste a los irreverentes.
Pero volviendo a este fantasma: Saramago, estoy segura, quiere contarme la historia de su salvación. Y yo voy a contárselas a ustedes todos, cuando él me confiese desde ese más allá eterno en que ahora vibra su alma, que Dios lo acuna como a un hijo pródigo que ha vuelto a la casa del Padre.

Nota: Lo ayudo con sus problemas de Amor, Salud y Prosperidad. Para solicitar una consulta conmigo puede llamarme al (786) 975-5709 o escribirme a BelkisBell@Aol.com. Mis consultas son gratis para aquellos que no tengan trabajo y estén pasando por una crisis económica. Esa es mi caridad para todos ellos.