jueves, 23 de diciembre de 2010

VIAJE AL POLO NORTE

BELKIS CUZA MALE
Para este invierno, mi bisnieto Xavier (5 años) y yo teníamos planeado "un viaje al Polo Norte". A visitar a Santa, claro. Yo le había llenado la cabeza con las escenas de ese señor panzudo y noble que viaja en trineo arrastrado por el viento helado. Yo quería subirme a ese tren, casi fantasmal, que alcanza al Polo Norte que todos llevamos en el corazón. Xavier estaba feliz calculando nuestro viaje, que yo no dejaba de alimentar, creando así el sabor de nuestra soñada y futura aventura.
Pero nuestros "planes" cambiaron de súbito cuando Paula, su madre, decidió ir a pasar las Navidades a Washington, DC. en compañía de otros familiares. Entonces Xavier me miró fijamente y en su casi perfecto y adulto inglés, me dijo: "Acabo de contratar a una persona para que te acompañe en el viaje al Polo Norte, porque yo no puedo, me voy a Washington". Me reí y me sigo riendo pensando en su idea. La madurez del tono con que me habló no dejaba lugar a dudas de lo que piensa, no importa su corta edad. Fíjense que no soy yo la que lo acompañaría al Polo Norte, sino él a mí, y por eso ha buscado un sustituto. Lo ha contratado, mejor dicho, según sus propias palabras.. Por lo que puedo deducir que ya desde ahora es un CEO en ciernes, es decir, un director y dueño de empresa. Pero además, me considera a mí, todavía, una niñita, no sólo porque necesita ser acompañada, sino por la necesidad misma de la aventura del Polo Norte. Xavier es sin dudas la inocencia y la madurez personificadas a un tiempo.
Xavier sabe ya que Jesucristo sana, que si le coloco mis manos sobre su cabecita, o en el sitio que le duela, y oro en el Nombre de Jesús, él sanará de inmediato. Jesús no encierra misterios para él. Jesús es como un médico divino. Ha visto su rostro en mi computadora, y me ha oido orar en voz alta: la unción del Dios todopoderoso es algo casi tangible, pues tiene el poder de sanar cualquier parte de su cuerpo.
Xavier es, sin embargo, un niño moderno, que ya sabe cómo funciona una computadora, o tiene acceso a sus programas preferidos en la televisión. Su personaje ideal sigue siendo el legendario Mickie Mouse y es experto en todos los aspectos de su vida, a la que no deja de otorgarle rasgos humanos y de distinguirlo con virtudes que más bien caerían dentro de la categoría de los ángeles guardianes o de esos "superhéroes", de que tanto se habla ahora.
No hace mucho, cuando le comenté del nacimiento de Jesús en un pesebre, junto a las vacas y demás animales, abrió mucho los ojos y se quedó extasiado pensando en todo lo que yo le había contado.¿Cómo era posible que un niñito nacido junto a los animales pudiese hacer todas esas maravillas, casi a la par del Mickie Mouse idealizado que bulle en su cabecita?
El mundo ha cambiado tanto en las últimas décadas, que la globalización ha puesto a dar vueltas a este planeta, junto a sus habitantes, como si se tratase de un trompo de juguete. Por fortuna, la inocencia sigue reinando en los niños, sólo que ahora la tecnología les obsequia con un mundo majestuoso, más allá de toda hechicería, capaz de transformar el paso del tiempo en el paso del tren, y a las aves en aviones supersónicos que viajan por entre las nubes hasta encontrar la ruta del sueño.
Xavier, como todos los niños, tiene rasgos en común con el Jesús de tierna edad: la inocencia, la alegría de vivir y el amor que irradian de él.
Celebremos pues la Navidad pensando en Jesús niño, en lo que él nos trasmite a través de esas criaturas que como él, llevan a Dios en su alma y habitan el planeta de la inocencia.

!Feliz Navidad, incluso para los incrédulos!


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martes, 14 de diciembre de 2010



Mensaje a los incrédulos

Belkis Cuza Malé

Vivimos en una época extraña. Vivimos en un perenne estado de nervios, conectados al mundo, desconectados de nosotros mismos. Hemos alargado el tiempo, casi hasta el infinito, pero no nos alcanza, porque estamos el santo día matando el tiempo.
Los signos no pueden ser más claros: estamos en la Edad Media, otra vez. De algún rincón del mundo ha de zarpar mañana una frágil embarcación hacia el espacio, con las antenas listas para descubrir que Marte es el sitio ideal para vivir, toda vez que se establezcan los primeros c
olonos y se creen las condiciones. Luego, iremos a jugar golf a esos campos plateados de la luna, con agujeros naturales. Quizás hasta el famoso Tiger Wood, caido en desgracia recientemente, pueda limpiarse la costra pecaminosa, y gane nuevos campeonatos lunáticos.

Es una época, repito, muy extraña, donde nada importa más que un buen salvoconducto... para cruzar fronteras. Especialmente las del alma. Si usted no tiene pasaporte acuñado no lo dejarán entrar ni revisar su karma. En la puerta del Universo ahora hay siempre un nuevo guardían, cuya misión consiste en eso: en ser estricto con los archivos askasis. Allí en esos *libros* está descrito su destino, y todo lo que usted quiera saber del pasado y del futuro. Pero primero le exigirán que muestre identificación, y quizás hasta que enseñe su código secreto, el que usa para navegar en la internet. Usted es sencillamente un código, números, letras, y quizás olores. Eso es todo.

De dónde vino y qué fronteras cruzó antes para llegar hasta aquí poco importa. Si conoce su código secreto le dejarán pasar al Infinito y podrá ser parte de la nueva época, como esas llamas que ahora son animales muy apreciados en algunos ranchos del oeste americano. Usted e
s un animal más. ¿Quién lo duda? No es un insulto, por favor. Todos somos animales, unos más racionales que otros. Pero en este mundo extraño en que vivimos ya no están de moda ni las carteras de Prada, porque para ir a Marte hay que vestirse distinto y todavía no hay diseñador capaz de crear ropa adecuada para el viaje. Le pasó lo mismo a Cristobal Colón en su tiempo. El no sabía que en lo adelante habría un uniforme para cruzar los mares y otro para los de la aduana, y así... Qué el bando rojo y el bando azul, en fin, el cero y el infinito. Vivimos divididos, parametrados (!que palabrita!). Las dos orillas, los de aquí y los de allá. Los comecandelas y los que nada comen.

Ayer una flor, hoy un vestido blanco: el símbolo de la pureza, el símbolo de la Virgen de las Mercedes, la que tiene las llaves de la cárcel. Algo simbólico y hermoso.
Enciendo la televisión. Van a crucificar de nuevo a Cristo, lo apalearán hasta la muerte, le destrozará
n las manos y la espalda. Van a crucificar a Cristo y yo y usted estamos todos viendo el terrible espectáculo por la televisión, mientras bebemos sodas refrescantes, y comemos galleticas de chocolate. !Qué terrible!, pero algunos dicen que hay películas de Hollywood más escalofriantes. La diferencia es que ésta no es una película, sino un drama en vivo transmitido vía satélite.

Ya alzan la cruz con Jesús agonizando, y por las heridas se derrama su preciosa sangre. Alguien grita que ya vio esa película, que la cambien, que hay juego de pelota en otro canal. Llueve en alguna parte, deben ser las lágrimas de Dios.
El Cristo va a resucitar al cabo de tres días, pero algunos -- muchos-- , no lo creen, dudan de que éste sea el HIjo de Dios y de que eso vaya a suceder.
Han pasado las horas y estamos todavía frente al televisor. Jesús ha resucitado y se vuelve transparente, y pide que lo toquemos, como hizo con los Apóstoles, porque Santo Tomás era un descreido.

Y sí, lo veo ahora volar sobre mi tejado junto a una paloma blanca y estoy segura de que no se trata de un dibujo de Chagall. Es Jesús, el Cristo. El espectáculo también es vía satélite, y se titula *El Cristo ha vuelto a resucitar*.Todos callamos, el silencio es total, atronador, se escucha hasta en el Cielo.

NOTA: Le ayudo con sus problemas de Amor, Salud y Prosperidad, a través del Amor de Dios, de su Espíritu. No deje de consultarme y encontrará la respuesta a todo lo que lo aqueja hoy. Llámeme para una consulta por teléfono. Marque a cualquier hora el (786) 975-5709. O escrìbame a
BelkisBell@Aol.com. GRATIS PARA LOS QUE NO TIENEN UN CENTAVO.