viernes, 17 de septiembre de 2010

¿Vive Dios en su hogar?

Belkis Cuza Malé

Un amigo me dijo una vez que todo
hogar es una iglesia. Y tiene razón. Cada hogar es una iglesia, donde vive Dios. Pero fíjense bien, él dijo hogar, no casa. Hay una gran diferencia. Hoy día la mayoría de la gente vive en casas, no en hogares. La palabra hogar significa el sitio donde reside precisamente el calor, la llama viva, el fuego, que servía para calentar la casa o hacer la comida. Chimenea y fogón a un tiempo. De ahí derivó a lo que llamamos hogar, una casa que alberga una familia y que comparten como tal, donde se respeta ante todo la autoridad de los padres, y los hijos se someten a reglas de obediencia y amor. En el hogar la palabra clave es ésta última: amor. Y respeto y todo lo que gire en torno a los intereses comunes de la familia. Porque en el hogar vive una familia. Vivir en familia, es la expresión que mejor define un hogar.
Sin embargo, para que podamos entender bien la diferencia entre vivir en una casa y vivir en un hogar, les pediré que se contesten ustedes mismos estas preguntas: primero que nada, pregúntese si se sienten
parte de ese conjunto de seres que habitan la casa. Y en segundo término, si hacen vida en común con ellos: si la convivencia es amable y llena de amor y respeto, si cenan juntos, si se hablan con amor, si comentan los temas de actualidad, si ven televisión juntos u oyen música. Si se ayudan los unos a los otros en las tareas cotidianas que impone la vida, o las del hogar. I ojalá que también, donde oren juntos. Una iglesia/hogar.
Este conjunto de cosas son las que le dan vida a un hogar. Y lo vemos más que nada en días festivos, como la Nochebuena, la Navidad, los cumpleaños y otras celebraciones. Son los momentos deliciosos que aportan la energía familiar, esos dulces momentos en que todos se reunen a celebrar, llenos de euforia y amor filial.
Hace varias décadas, los líderes sindicales luchaban por arr
ancarle a los patrones contratos que estipularan no más de cuarenta horas semanales de trabajo, de modo que no hubiera abusos y pudieran descansar lo suficiente como para reponer fuerzas. Sin embargo, hoy resulta todo lo contrario, la gente quiere trabajar 50 y 60 horas semanales, se buscan hasta tres empleos intentando ganar más. Y así poder comprar más, y luego tirar a la basura y volver a comprar. Comprar lo que se necesita y lo que no. Comprar por gusto, para satistacer un vacío existencial y espiritual muy grande, como el de los drogadictos, y los borrachos. De ahí que ya no se piense en darle calor al hogar, sino al bar, a la cantina, a los stadiums, a los sitios de entretenimiento salpicados de vanalidades y superficialidad. Con la gente fuera de la casa más tiempo de lo normal, la familia ha comenzado a desintegrarse.
"A menos que el Señor construya la casa, los constructores
trabajan en vano", dice Dios en el Salmo 127. Eso quiere decir que no hay hogar si Dios no está presente allí, y el modo de estarlo es que prevalezca el amor, que los simientos sean los que El nos ha enviado con su palabra.
A menos que usted haya decidido construir un hogar y no una casa, puede confiar en que no hay banco, ni demonio que pueda robarle la paz, porque Dios es Amor y lo protege, como dice el Salmo 91. Un hogar es también eso que nos dice el salmista: "El que habita al abrigo del Altísimo/ Morará bajo la sombra del Omnipotente".

Nota: Si necesitan ayuda con sus problemas, si están deprimidos, faltos de amor, solos,
sin trabajo y esperanza, por favor, comuníquense conmigo a cualquier hora al (786) 975-5709 y oraré con ustedes. O enviénme un mensaje a BelkisBell@Aol.com. Con Dios todo es posible.
Les invito a que me visiten en mi blog: http://www.belkiscentrodeesperanza.blogspot.com/

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