martes, 23 de octubre de 2012


¿Necesita una familia?  Pruebe esta fórmula

Belkis Cuza Malé
        Cuando siendo niña me mudé con mis padres para la ciudad de Santiago de Cuba, descubrí algo importante: una nueva familia.  Frente a la casa que alquilamos habitaban las Arjona. Digo las Arjona porque el padre trabajaba fuera de la ciudad y regresaba cada quince días o algo así, de modo que aquello era un hogar habitado y regido en su totalidad por mujeres:  Borjita, la madre, difícil de olvidar con su carácter dulce y callado, y las cuatro hijas, que abarcaban todas las edades, desde la adolescencia hasta la más niña, apenas quizás con ocho años.  Entre ellas y yo se formó un lazo de amistad muy fuerte que pronto se convirtió en familiar, al extremo de que treinta años después, recien llegada con mi pequeño hijo a este país, me fui a vivir con las Arjona a Elizabeth, New Jersey.  Para entonces el padre había muerto y aquél seguía siendo un hogar de mujeres. A Borjita, la madre, le debo una de las cosas más bellas que he presenciado en mi vida: la nieve cayendo sobre las casitas, como en las ilustraciones infantiles, en una mañana que fue para mí el despertar a otro mundo.  Desde lo alto, pues vivíamos en un segundo piso, pude contemplar la maravilla de la naturaleza en aquella mañana que fue la primera en que vi caer la nieve. Inolvidable.
        Fueron y son las Arjona mi famlia. Mientras escribo esto hoy quiero rendir tributo a Borjita, en su cumpleaños 93. Rodeada de hijas, nietos y bisnietos, ella representa un modelo de serenidad y amor. Amor por los suyos y serenidad ante los tragos amargos de la vida. Nunca le oí una queja, ni hablar mal de nadie, ni nada que se pareciese al odio. Por eso digo que es modelo de muchas cosas, mi querida Borjita. Sin embargo, sí le oí decir en más de una ocasión: "No digas que el día está feo, porque lo has visto".
        Y hace unos días, para confirmar la idea que bulle hace tiempo en mi cabeza, leí en el periódico The New York Times un artículo (con fotos muy hermosas) que reafirma lo que pienso: está naciendo un nuevo tipo de familia, sin lazos sanguíneos, surgida de la empatía, de las cosas en común, y de la necesidad de cubrir un vacío espiritual.  Mientras que a diario vemos cómo parecen desintegrarse los lazos de la familia biológica (hijos que odian a sus padres, padres que niegan a sus hijos, hermanos contra hermanos), este nuevo tipo de familia parece venir a llenar las ánsias de convivencia, pero con un espiritu de respeto y libertad difícil de mantener en la familia original.
        El artículo cuenta la experiencia de cinco jóvenes profesionales (hombres y mujeres)  que se han comprometido a permanecer unidos, viviendo bajo el mismo techo durante al menos diez años.  Para ello han alquilado un loft (o espacio que fue antes fábrica o comercio) logrando al cabo de un esfuerzo colectivo, en el que los cinco laboraron noche y día, un hermoso y sofisticado habitáculo.  Un hogar con todas las de la ley, con habitaciones para cada uno y varios sitios comunes que son utilizados para entretenimiento y reunión.  En estos últimos ha sido necesario un mutuo consenso a la hora de la decoración y de los muebles.  En las recámaras, en cambio, está permitida la libertad de escoger la decoración que deseen los que las habitan.
        En esta nueva familia hay que destacar el hecho de que no los ata más que la amistad y el compartir libremente un hogar, aunque no están excentas las peleas de tipo familiar, como es lógico, según ellos mismos dicen.  Pero a diferencia de lo que conocemos como roomate o compañero de vivienda, esta nueva clase de familia hace vida común: cocinan para todos, comparten los alimentos y los gastos, las diversiones, observan en común las fiestas familiares, y se mantienen unidos por lazos de amistad, no de sexo u otros intereses como el de considerarse simples inquilinos que lo mismo vivirían allí o bajo otro techo.  No, ésta es una nueva familia.
        La necesidad quizás ha sido el fáctor decisivo de esta idea. La necesidad de ahorrar dinero y de no sentir la soledad del mundo tal como existe hoy. Al contrario de lo que fueron las comunas de California entre los grupos de hippies de los años sesenta, los que conforman la nueva familia se empeñan en ser considerados así, parte de un grupo que mantiene intereses comunes y afecto por los otros. Gente que se protege y que está diseñando quizás los moldes de una sociedad que defiende su derecho a escoger la familia. Si es que esto fuese necesario o posible.
        En la Biblia vemos algo parecido cuando se fundaron las iglesias primitivas y el Apostol Pablo, entre otros, agrupaba a los creyentes y los consideraba una familia, llamando incluso en sus epístolas hijos y hermanos a todos ellos. 
        Con la crisis económica, la creación de esta clase de grupos "familiares" haría posible el mejoramiento de la vida de todos los que se acogiesen a este no tan nuevo proyecto. No se trata simplemente de compartir una vivienda, se trata de compartir vida, intereses, ilusiones, problemas y hasta las penas del resto del grupo. Se trata de crear un nuevo orden familiar, basado en el respeto mutuo y el entendimiento, la libertad y la alegría de vivir bajo un mismo techo, desterrando la soledad y la depresión que muchos padecen hoy día. Y de seguro, habrá también aquellos que basen su grupo en las creencias religiosas, en el amor compartido por Dios. 
        Ojalá que hayan entendido el mensaje y se dispongan a imitar a los que ya han decidido que más allá de los lazos sanguíneos, más allá de las relaciones de pareja, o de cualquier otra consideracíón o interés económico, está el deseo de amar al semejante, y de convivir de forma distinta, como hermanos, porque como dice Romanos 12:2: "No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta".
Nota: Si necesitan ayuda con sus problemas, si están deprimidos, faltos de amor, solos, sin trabajo y esperanza, por favor, comuníquense conmigo a cualquier hora al  (786) 975-5709  y oraré con ustedes. Y les daré Palabra de Profecía. O enviénme un mensaje a BelkisBell@Aol.com. Con Dios todo es posible.
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