miércoles, 23 de diciembre de 2009

¿Qué le regaló al Santo Niño Jesús?

Belkis Cuza Malé

Cumpleaños de Jesús, sí, eso es lo que celebramos el Día de Navidad, aunque desconozcamos con precisión la fecha de su nacimiento. No importa, los historiadores tienen sus teorías y no vamos a entrar en una discusión bizantina, pues no somos autoridad en la materia. El lucero, los Reyes Magos, los pastores y datos históricos a tomar en consideración aseguran que el Niño Jesús nació en un pesebre, junto a las humildes bestias que allí pastaban, y eso nos basta, la fecha es secundaria.
Pero la escogida no podia ser más propicia para celebrar la llegada a este mundo del Mesías. Es la época del invierno en estos lares, y el airecillo que mueve hojas y árboles hacen más receptivo el corazón. Como si todos se hubiesen puesto de acuerdo para ser felices --a pesar de los pesares--, y dispuestos a perdonarse los unos a los otros, y a compartir una cena y unos regalos en familia. Al fondo, pueden oirse los villancicos eternos que saludan la llegada del Salvador.
Críticas no faltan a los que han hecho de la Navidad y de estos días una época de compras, de consumismo extremo, olvidando el motivo principal de los festejos. Y sí, no les falta razón, pero mirado desde otro punto de vista, vale la pena recordar que cada regalo que damos encierra un pensamiento de amor hacia el otro, hacia el pariente, el amigo o el compañero de trabajo. No hay nada malo en dar, al contrario. Dar es recibir. Dar es la mejor forma de hacer que nuestras energías se transformen, y se renueven. De ahí parten nuestras riquezas, del hecho de dar. Otra cosa no es el diezmo que echamos en la cesta de la iglesia: un pensamiento de esperanza y amor para que la palabra de Dios continúe oyéndose en todos los recodos de este mundo.
Pero entre tantos regalos hermosos quizás hemos olvidado separar uno para el Niño Jesús. Anda él vestido de capita azul y sandalias con broches de plata. Lleva cesta en la mano repleta de rosas, o de frutas olorosas y membrillos. Un sombrero alón con pluma corona su cabeza. Y en otra mano un bastoncito o cayado con vasija para el agua, para hacer más seguro el camino de este niño peregrino. Anda, dicen, por los caminos pedregosos y enlodados, por cerros y riscos, subiendo y bajando, haciendo milagros. Algunos aseguran haberlo visto tomando agua fresca de un pozo vecino, o sentado junto a un caballito enano. Luego lo ven partir, atravesar las nubes y desaparecer. Y al rato, sentado de nuevo en su altarcito de la iglesia de Plateros donde lo veneran, allá en Fresnillo, Zacatecas.
Como concede tantos milagritos le dejan allí retablos y esos papelitos que cuelgan en las paredes del templo, y que atestiguan sus curaciones y son muestra de agradecimiento supremo de los beneficiados.
Sí, el Santo Niño de Atocha, el niño Jesús -- a quienes sus devotos llevan regalos el Día de Navidad--, estará siempre esperando por usted. Muchos le honran en su fecha con un juguete, pues es el niño milagroso que nació para salvarnos del pecado y las dificultades; para abrirnos las puertas; para hacer que no nos falten nunca ni la salud ni el trabajo; para que podamos pagar nuestras deudas y su gracia nos bendiga siempre.
Un regalo, sí, para el Santo Niño de Atocha: bastará un pensamiento de amor para nuestros semejantes; una oración para ése que se hace llamar nuestro enemigo; una oración para el que anda en mal camino; para el que nada tiene, para el que ha ido a dar con sus huesos a la cárcel. Una oración de amor, en el Nombre del Santo Niño de Atocha, para que no nos falte nunca su protección.
Mientras escribía esto encontré una web site dedicada al Santo Niño de Atocha con música de fondo cantada por el Papa Juan Pablo II. Canta el Pater Noster, y en su voz suena realmente milagroso porque incendia el alma con el espíritu de Nuestro Señor Jesucristo. Oíganlo aquí, por favor: http://www.ninoatocha.com/links.html
Pero no olvide -- en Navidad, o siempre--, ese regalo que el Santo Niño de Atocha espera de usted: un pensamiento de amor, sólo eso.

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1 comentario:

  1. Un texto cálido y humano, propio de una poeta como Belkis Cuza Malé,que aún irradia luz y amor en sus poemas, dibujos y escritos sobre las Navidades y tantos temas. Un abrazo desde España,Miguel Iturria Savón

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