viernes, 5 de agosto de 2011

¿Somos hijos de la luz o de las sombras?

Belkis Cuza Malé

"El amor de Cristo excede a todo conocimiento", dice el Apostal Pablo en su Epístola a los Efesios. Y esto significa que somos incapaces de conocer a profundidad cuánto nos ama el Señor, porque su amor es tan inmenso que va más allá de cielo y tierra. Por eso no debemos dudar en ningún momento que siendo parte de su cuerpo, de su gloria, podamos alcanzar una vida plena, llena de sus dones. Porque es Dios nuestro único proveedor, no un empleador o una compañía. Dios nos sostiene, nos da el alimento, como a los pájaros; nos viste con su luz y nos pr
otege con su escudo. Junto a nosotros caminan los ángeles que El nos envía, especialmente el Angel de la Guarda, siempre a nuestro lado, para que "nuestro pie no tropiece en piedra", como dice el Salmo 91. Pero, amigos, la luz de Dios es una irradiación distinta a la luz del día, o de las estrellas. Es una luz divina, como un manto poderoso que crea en nosotros el motor que nos da vida, que nos mueve y nos convierte en su soldado. Porque somos soldados en Cristo, como también le gustaba decir al Apostol Pablo. Y no, no estaba hablando de ninguna guerra, ni de matar a nadie por nuestras ideas. Que de eso no trata jamás Dios, porque Dios es Amor, y que quede bien claro. Dios perdona hasta a los asesinos más crueles si al final se arrepienten sinceramente. El corazón de Dios es un pozo infinito de bondad y Amor, un corazón a todo dar, como el que vemos en esos cuadros familiares del Sagrado Corazón. Abierto para recibirnos dentro, para cobijarnos como hijos temerosos que a veces somos, para consolarnos o ayudarnos a recobrar la Fe, la Esperanza y la Caridad. Hijos de la luz serán aquellos que vivan en Cristo, que caminen con El, que vayan de su mano a todas partes y lleven una vida decente. Que lo pongan todo en manos de Dios, que se repitan a diario: Confío en Dios.
| ¿Y qué es una vida decente hoy día, donde los valores morales están de cabeza, donde la inmoralidad es rampante, y la pureza y el pudor se han convertido en virtudes antiguas, achacadas tan sólo a los viejos y a los pasados de moda? ¿Es que puede llamarse moral a los códigos por los que muchos jóvenes y no tan jóvenes viven? No voy a atacar a nadie en particular, pero debo decir aquí que si quieren vivir bajo la luz de Dios, bajo su lámpara de millones de voltios, tienen que abandonar el pecado, la inmoralidad, la falta de respeto y el vocabulario chavacano que acompaña hoy día al mundo, a sus canciones, a sus expresiones populares.
El sexo, por ejemplo, es sagrado y privado, pero la vulgaridad se ha entronizado en todas partes. El vestuario de muchas mujeres (y hombres) es sencillamente escandaloso, no sólo decadente, sino de mal gusto. Enseñar el cuerpo en forma descarnada, en poses de prostitutas/prostitutos es sencillamente grostesco. Y no puede calificarse de sexy, sino de cosa vulgar. Lo sexy tendría que ser algo hermoso también, nunca chavacano. Sexy era Marilyn Monroe sin ser grosera. Su belleza se ha eternizado por la delicadeza que exhibía, incluso en sus pocos desnudos hechos para un calendario.
Por eso, los que llevan luz, los que se consideran hijos de la luz, tienen el privilegio de la felicidad y la prosperidad. Y de poseer salud, física y espiritual.
La mayoría de las enfermedades actuales son producto del p
ecado que reina en sus mentes, en sus cuerpos. Porque toda enfermedad se origina en el espíritu y busca una salida a través del cuerpo. Recuerden que somos un espíritu viviendo en un cuerpo.
Mis queridos lectores, si quieren ser hijos de la luz, si quieren que el Espíritu Santo habite en ustedes, en sus cuerpos, y tengan el poder de remover todo lo negativo, lo insano, lo feo y lo vulgar, tienen que leer la palabra de Dios, volver a Cristo, renovar su Fe, y anclar en la oración. No se puede vivir sin luz, porque la luz es el alimento del alma.
Los que quieran la salvación aquí en este plano terrenal y luego en la otra vida, tienen que dar un paso adelante y sacar de sus vidas todas las excrecencias, todo eso que está destruyéndolos, y cuyo futuro será bien la cárcel o la tumba prematura. Libérense especialmente de las drogas y el alcohol. Aléjense de la inmoralidad sexual.
"Para que habite Cristo por la fe en vuestro corazones", como dice el Apostol Pablo, hay que trabajar duro, luchar contra la perversión del mundo. Luchar con Amor y mucha paciencia y mucha oración. Sólo así seremos ricos, bellos y buenos: Hijos de la Luz.

Nota:
Les invito a que me comenten este artículo y me llamen para compartir sus emociones, problemas y sufrimientos. Oraré por ustedes, y si lo desean les hablaré las palabras proféticas que tenga para cada uno. Dios los ama, recuerden.
Llámeme a cualquier hora al (786) 975-5709. O escríbanme a BelkisBell@Aol.com.
. Gracias y bendiciones.

domingo, 19 de junio de 2011

Garabateando la vida con AMOR

Belkis Cuza Malé

Me reí muchísimo cuando hace unos años acusaron a un congrecista de la Florida de pintar graffiti (ya saben esas letras y garabatos que vemos por ahí) en las paredes de un edificio. Lo siento, sí, me reí a carcajadas. Luego reflexioné: ¿estará loco? Un poco después, me indigné; hasta que al final intenté encontrarle una explicación "lógica" al hecho.
Y creo que la hallé: Pero si todos hemos sido alguna vez esos vándalos enanos que pintorreteaban las paredes de nuestras casas cuando éramos niños. ¿O no se acuerda usted de los bacors y los aviones, los caballitos, los caballeros con bigotes, las damas de vestidos almidonados que dejó impreso en las sufridas paredes de la sala de su casa? ¿Y no recuerda cómo padecían nuestras infelices mamás limpiando el "arte" de sus pequeños diablitos? Sí, todos hemos llenado de graffiti nuestros hogares. ¿Y quién puede asegurar que a usted se le quitó la manía de ir dejando su huella por donde quiera que pase? ¿Qué cosa sino son esos nombres --el suyo y el de la persona amada-- grabados en los árboles? ¿Y quién escribe las paredes de los baños públicos? ¿Y las palabrotas que vemos por ahí? ¿Y los billetes de papel moneda?
Sí, el graffiti es una *enfermedad*, derivada tal vez de nuestra ansiedad infantil. Ya que no podemos ir marcando el territorio como los perros --aunque hay algunos que los imitan en escaleras y rinconcitos públicos--, pues para eso parece estar el graffiti.
Y en Nueva York llegó a ser estudiado entre una de las categorías de las artes plásticas. Porque a decir verdad, tenía cierto encanto. Ése, el de los subways neoyorquinos y los edificios. Iba más allá, incorporaba elementos artísticos que se formaban a partir de esas mismas letras. Luego, decidieron limpiar los subways, prohibir el graffiti, y lo que vemos ahora es pura decadencia, no arte. Gritos, eso sí, de las tinieblas.
La verdad es que como mensaje de protesta o rebeldía, el graffiti no vas más allá del garabato. Lo bueno del graffiti "serio" --para mí.-- es que está absolutamente despolitizado. La jerigonza que expresan es sólo eso, trazos de ansiedad.
Mucho del graffiti que vemos hoy en paredes y edificios son parte de la ansiedad que viven ahora los jovenes (y todos). En los países sin libertad la gente usa esos muros para denunciar a sus gobiernos, para protestar anónimamente. Es lo único que les dejan.
Aquí en Estados Unidos y en el mundo (que alguna vez le llamábamos el mundo libre) las empresas dedicadas a promocionar productos y mercancías usan esos muros y vallas para proyectar mensjaes subliminales que aumenten las ventas. Nos hipnotizan sin que lo sepamos. Pero también los hay los que anuncian grandes eventos culturales. O de otra naturaleza.
Todavía no se ha pensado en emplear esos muros para llevar a todas partes pensamientos de amor, o la palabra de Dios. Mensajes de aliento a los deprimidos, de consuelo a los sufrimientos, de apoyo a los enfermos. Mensajes vitales, llenos de cosas hermosas, mensajes que hablen de la promesa de Dios. De la belleza de la vida y la naturaleza, de lo que significa el amor entre los seres humanos. Mensajes de perdón.
Sería muy hermoso que se patrocinaran estos en lugar de los que promueven el vicio, la pornografía, el cinismo o la idiotez que siempre va acompañada de la vulgaridad que vemos crecer como la mala hierba a nuestro alrededor.
No estoy hablando de mensajes llenos de temor y de amenazantes castigos a los descarriados. No, de ésos no somos nosotros parte, ni debemos alentar el odio, la desunión, o la división que esgrimen los que piensan que Dios castiga. Dios es un dios bueno, es AMOR: Y miren, ése sería una buen mensaje para comenzar a cambiar el temor de la gente, sobre todo en estos tiempos en que tan irresponsablemente se habla del fin del mundo.
Habría que garabatear esos muros (pagando, claro, a las compañías dueñas de las vallas), para empezar, con un mensaje muy simple: !DIOS ES AMOR!

Nota:
Les invito a que me comenten este artículo y me llame
n para compartir sus emociones, problemas y sufrimientos. Oraré por ustedes, y si lo desean les hablaré las palabras proféticas que tenga para cada uno. Dios los ama, recuerden.
Llámeme a cualquier hora al (786) 975-5709. O escríbanme a BelkisBell@Aol.com. Gracias y bendiciones.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Boo-Boo y los Diez Mandamientos

Belkis Cuza Malé

Este artículo lo escribí en junio de 1999, y lo reproduzco ahora porque sigue estando vigente, y sé que les gustará. Aquí va:
"Cuando a principios del año pasado me llamó una señora que quería uno de los gaticos de mi Tin-Tin y tuve que ponerla en lista de espera porque ya los había dado todos, no pude menos que sorprenderme cuando un mes después se apareció en casa para "inspeccionar" la nueva cría.
Con aspecto de profesora universitaria, o quizás de directora de convento, la desgarbada señora se auxiliaba de un bastón, aunque a simple vista no se advertía ninguna extraña dolencia. En aquella ocasión se apareció con dos larguiruchos y no muy locuaces niños quienes luego de observar y jugar con los gaticos parecieron sentirse satisfechos y consintieron en esperar hasta que fuese el tiempo de llevárselo a casa.
Al mes exacto regresó, ahora acompañada de su esposo, un gordo de aspecto algo descuidado, con problemas ortopédicos en ambos pies a causa quizás del exceso de peso. Los tres hijos, la madre y el padre parecían no poder caber en aquel viejo y mínimo automó vil rojo que los había traído desde un lejano punto en el campo. Pero se marcharon felices con aquel gatico gris --un pequeño Russian Blue, hijo esta vez de mi Chiquitica. Como siempre hago, les dejé saber la fecha en que había nacido el animalito, de modo que pudieran "celebrarle" el cumpleaños.
Hace un mes, la señora volvió a llamarme para indagar si alguna de mis gatas tenía nuevas crías, pues quería darle una compañera a su Boo-Boo, como lo llamaba. Esta vez me preguntó si me gustaría mirar de nuevo a Boo-Boo.
Cuando abrí la puerta, lo primero que vi fue a un precioso gato gris en brazos del esposo. Le brillaba la fina y corta pelambre al igual que aquellos ojos verdes, tiernos y sedados. Al cuello traía no sólo su identificación en forma de corazoncito azul con aquel nombre tan lindo de Boo-Boo, sino una larga cadena como la que llevan los perros.
Tras escoger a la compañera y comprobar por mí misma cuánto amor había en aquella familia --no sólo por los gatos, sino entre ellos--, se marcharon felices.
Evidentemente, aquella familia sabía querer; sabía respetar: conocía todos los secretos de Dios. No se trataba de gente que sustituyera el amor a los seres humanos por el de los animales, ni de solitarios empedernidos que necesitasen desesperadamente el amor que no encontraban. Aquélla era una familia de carne y hueso, distinta, plena, llena de dones, aunque de seguro no de mucho dinero. Quizás su único lujo era Boo-Boo, tan atildadito, y cuidado como un príncipe, junto a un perro del que también me hablaron con mucho amor.
Boo-Boo era un símbolo, representaba a mis ojos la suma de todos los valores de aquella humilde familia, la dedicación y el amor de todos por cada uno de ellos, y ya podía imaginar yo el resto: la vida recreada en torno al padre y la madre, la satisfacción de la cena familiar, el placer de alimentar a Boo-Boo y al perro, los deberes caseros, las delicias creadas en el horno por la mujer para festejar cualquier aniversario, o la alegría por la llegada de una suma adicional de dinero, ganada por el padre y compartida por todos.
Estos tres niños eran parte de una cosecha distinta, que crecería y daría frutos también distintos. De seguro que crecerían con el corazón repleto de amor, con una mirada distinta, sin envidias ni recelos, sin necesidad de usar drogas o alcohol para calmar la depresión o el desasosiego. Todas sus carencias materiales habían sido suplantadas con amor de familia.
Pero la historia de esta familia con su Boo-Boo me llevó a cavilar en algo más profundo, en la noticia de que el Congreso acaba de aprobar una proposición que permitirá colocar los Diez Mandamientos en las aulas de las escuelas públicas. Aunque parecería un acto de menor importancia --junto al otro de no aprobar el control de las armas--, baste saber que por mucho que digamos, los Diez Mandamientos representan, más que un decálogo religioso, unas leyes supremas de convivencia y de compasión por nosotros mismos. Y que promoverían el amor y no el odio entre los niños.
Quizás sería bueno que los niños del mundo entero aprendiesen a leer repitiendo los Diez Mandamientos, que los machacaran una y mil veces, hasta que formaran parte de sus conciencias.
¿Intolerancia religiosa? ¿Violación de la libertad individual? Piénsese por un momento cómo la violencia, la falta de amor y de valores, la promiscuidad, violan cada uno de nuestros derechos. Sin duda, necesitamos recapacitar en cada uno de esos Diez Mandamientos.
La familia adoptiva de Boo-Boo --y ahora de la hijita de miTin-Tin-- son el mejor ejemplo de lo que estas leyes universales de amor pueden hacer por cada uno de nosotros".
NOTA: Si siente que su vida material y espiritual está sumida en un pozo, y ya no tiene esperanza, ni amor, ni consuelo. Si está sin trabajo, sólo, atribulado, y no ve la luz, deténgase por un momento y busque a Dios. El está esperando por usted. El sanará sus heridas, El lo iluminará. Sumérjase en su Palabra, aprenda a llenarse de Fe, a perdonar. Dios es AMOR y lo espera. Ahora es el momento.
Llámeme a cualquier hora al (786) 975-5709. O escríbame a BelkisBell@Aol.com.

lunes, 9 de mayo de 2011

El arte de controlar nuestras vidas, pero no las ajenas

Belkis Cuza Malé

Veinte años años atrás yo no me sentía en control de mi propia vida. Les diré po
r qué: escribía. píntaba, creaba, editaba una revista literaria, atendía a mi familia, a mis animales, pero por ejemplo, cuando llegaba el invierno y su blancura cubría los sembrados y los jardines, y el techo de mi casa se llenaba de nieve, la soledad, el silencio, la tensión, el dolor de la nada, la sinrazón, y o el estupor se apoderaban de mí. Ya no era yo, era otra, quién sabe quién.
Existen clínicas para curar el daño que produce la falta de luz, de sol, durante los largos meses de invierno. Pero la sensación de opresión que lleva uno dentro no tiene nada que ver con esto, sino con algo extraño que anida en nosotros. Se trata sencillamente de un descontrol mayor que muy poco o nada está relacionado con lo externo, con la química del cerebro, y sí con nuestra conciencia espiritual. Y no todo el mundo se da cuenta de eso.
¿Han observado ustedes a esa gente que van por la vida sin saber quiénes son realmente? Tienen los ojos nublados, idos, como si no mirasen más que a la lejanía. Nunca fijan los ojos en los demás, sino en las musarañas de un lugar lejano habitado por sombras. Cuando quieren comer comen sin prestar atención a la comida, comen moviendo los labios y tragando aire, pero no se alimentan. Cuando están cansados caen rendidos de sueño, pero no sueñan más que con nubes. Cuando despiertan lo hacen a un mundo realmente anodino. ¿Qué les pasa? les sucede lo que a los fantasmas: deambulan por el aire sin encontrar un lugar dónde asirse. Tétricos y desdichados, estas personas se inventan un mundo único, lleno de soledad y miseria personal. Es la desdicha misma la que toca a sus puertas.
A mis amigos les comento: "Si quieren la felicidad, salgan a buscarla, fabríquenla con sus propias manos, no la esperen sentados a la puerta. No inventen pretextos, no se conformen con lo mínimo. La felicidad se fabrica como una casita de madera o igual que se siempbra un árbol".
Los que vivan cerca de un río sabrán de qué estoy hablando. De lo mucho que se aprende cuando se mira la corriente de un río. Fíjense cómo ésta se lleva, arrastra, todo lo malo, todo lo inservible, lo que no va a nutrirlo. El río sabe lo que más conviene a su "felicidad". Así deberíamos ser nosotros.
La gente viene y me dice: "Por favor, quiero recuperar el amor de ese hombre. Y yo les digo: ¿Cuál hombre? ¿Ese que les grita, les pega y abusa de ustedes? "No importa --me dice-- no puedo quitármelo de la cabeza". No es amor, ya ven, si no algo muy dif[icil de explicar. Se trata de una parte muy retorcida de nosotros mismos que no sabe cómo enfrentar la pena más que así, haciéndose daño.
¿Quién píensa que va a transformar a un hombre de esa naturaleza, o a una mujer sin virtudes? Nadie, sólo ellos, sólo si el deseo de cambiar es auténtico. Así sucede con los adictos a las drogas, al cigarro o al alcohol. Si no hay voluntad de cambio, no habrá éxito. El único posible es el que venga directamente de lo más íntimo del ser, del espíritu. Lo demás es jugar a cambiar.
Dice un dicho milenario que nadie experimenta por cabeza ajena, y es cierto. Hablando de fracasos y éxitos sólo cuentan cuando es el resultado de algo que nos ha pasado. Lo demás es ficción, o pura telenovela. Amar o cambiar al ser amado no son la misma cosa. No amamos sus defectos, sino sus virtudes, pero si lo que queremos es hacer cambiar a alguien al extremo de que desaparezca de delante de nosotros aquéllo que no nos gusta, estaremos cometiendo un pecado menor, el de la ingenuidad. Nadie cambia a nadie, a menos que ocurra el milagro del mejoramiento personal, de la necesidad de cambiar y glorificar a Dios.
A menos que nos pongamos en sus manos.

Nota: Si desea conocer el mapa de su vida, los líneas y trazos que existen para usted y cómo encontrar y tomar el mejor camino para el éxito en todos los aspectos: salud, amor y properidad, le invito a que me llame y me consulte a cualquier hora al (786) 975-5709, o escríbame a BelkisBell@Aol.com. Le mostraré el camino de esperanza a través de la Palabra de Nuestro Señor Jesucristo. Dios es Amor y lo ama. Aprenda a reconocer ese amor en usted. Con Dios todo es posible, que nos fortalece.

lunes, 18 de abril de 2011

YO FUI LA MUJER DE LOT: ¿Y USTED?

Belkis Cuza Malé

Hace unos días presenté aquí en Miami (en la Alianza Francesa, tras haber sido invitada por Project Zu, que dirige Manny López)mi libro Los poemas de la mujer de Lot. Muchos de ustedes no saben que escribo poemas, además de estos artículos, y tampoco saben que pinto. Ni que hago algunas otras cosas, además de servir a Dios en primer lugar.
Muchas veces recibo llamadas, a veces a altas ho
ras de la noche, de lectores que quieren compartir conmigo su impresión tras la lectura de estos artículos que publico aquí, y que escribo especialmente para ustedes. Estas personas que me llaman son por lo regular gente sencilla, personas quizás no acostumbradas a leer libros, ni mucho menos poesía. Y no saben cuánto les agradezco sus opiniones.
En general, la poesía ha sufrido en los últimos cien años una caída en la preferencia de los lectores. Las razones habría que buscarlas en la poca propaganda de que disfruta. ¿Cómo podría competir la poesía, la
buena poesía, con esas letras de canciones que llenan los espacios televisivos y radiales e inundan el espíritu de los lectores? No digo que todas las letras de canciones sean malas, no. Pero muchas podrían ser calificadas de mala poesía y hasta denigrantes para el ser humano.

La poesía es una expresión del alma, un elaborado juego de resonancias, desde donde habla el espíritu del creador. Toda buena poesía refleja la verdadera esencia del artista. Toda buena poesía es original, es decir, se comporta como si estuviera diciendo cosas que nadie ha dicho antes, y de hecho lo hace. Los imitadores no pueden escribir buena poesía.
¿Para qué deberíamos leer poesía, si no la entendemos?
dicen algunos. Si no sabemos de qué se habla allí. Un verso, que es como se llama a cada línea del poema, tiene que vibrar en el lector del mismo modo que la cuerda de una guitarra. Y el poema, para que sea bueno, debería mover algo dentro de ustedes. Así de simple. La poesía es también una expresión de amor. Una expresión de Dios.
Los grandes poetas son los que escriben los
versos más sencillos, los que tocan al lector con esa varita mágica que es la palabra acarreando sentimientos, penas, alegrías, amores, frustraciones, recuerdos, memorias, y más. La poesía tiene que ser como la lluvia, como el viento, como ese sol que le da en plena clara, o esa luna que camina detrás de usted desde el firmamento, alumbrándolo.
No hay que ser culto ni intelectual para disfrutar de la poesía. Hay sólo que desear ser receptivo a ese conjunto hermoso de palabras con que nos convoca el autor.
Mi nuevo libro no es tan nuevo, pues fue escrito en la década de los años ochenta, recien llegada yo a este país. Recien venida de Cuba, mi país, donde la vida es sin duda una experiencia más difícil y dolorosa de lo que pueden imaginar los que nunca han estado sometidos a una férrea dictadura como la del comunismo.
Los poemas de la mujer de Lot
, como lo he titulado, reflejan la vida y el espíritu de esa mujer que soy yo, y que al igual que la famosa señora de Lot, el personaje bíblico, siente curiosidad por mirar hacia atrás. En mi caso, de mirar al pasado.
Nunca lo hagan, nunca miren al pasado más qu
e con una sonrisa en los labios, con la fe inmensa que nos da el amor de Dios; con la confianza y la seguridad de que estamos protegidos como dice el Salmo 91. El Señor Jesucristo, el Ungido, nos salvará siempre si oramos en su nombre. En el Nombre de Jesús. Y mi libro intenta a su vez ser testigo de esa época en que "la otra" yo, la extranjera en la tierra prometida, se iba convirtiendo mientras asimilaba mi nuevo país. Una experiencia que de seguro cada uno de ustedes experimentan al haber dejado sus países y comenzado una nueva vida aquí.
Este es un libro realizado por mí en todo sentido: lo he escrito, lo he ilustrado, lo he diseñado y lo promuevo directamente. Es como u
na pan amazado con mis propias manos. Un libro de lujo, además, a todo color, con papel de brillo y que contiene cuarenta y siete poemas míos y 26 flores pintadas por mí. Un libro hermoso que intenta también darle las gracias a Dios por permitirnos el uso de la más alta tecnología de impresión, y a mí, por el poder crearlo.
Me gustaría muchísimo que mis generosos lectores tuvieran también la oportunidad de llevarse a sus hogares un ejemplar de Los poemas de la mujer de Lot firmado por mí. Los que deseen adquirir un ejemplar sólo deberán enviar un cheque o money order por la cantidad de $21.00, a mi nombre (Belkis Cuza Malé), y con gusto se los enviaré con una bendición y mi firma, dedicado a cada uno de ustedes en particular.
Llámenme al (786) 975-5709 y les daré la dirección a dónde enviar el cheque o la cuenta del banco dónde también podrían depositar el pago del libro.

Recuerden que siempre estoy lista para ayudarlos y rezar por ustedes. Llámenme, queridos lectores.

Gracias por leerme, y qué Dios los siga bendiciendo.

Nota: Si desea conocer el mapa de su vida, los líneas y trazos que existen para usted y cómo encontrar y tomar el mejor camino para el éxito en todos los aspectos: salud, amor y properidad, le invito a que me llame y me consulte a cualquier hora al (786) 975-5709, o escríbame a BelkisBell@Aol.com. Le mostraré el camino de esperanza a través de la Palabra de Nuestro Señor Jesucristo. Dios es Amor y lo ama. Aprenda a reconocer ese amor en usted. Con Dios todo es posible, que nos fortalece.
Bendiciones para todos.

jueves, 14 de abril de 2011


La lengua sucia

Belkis Cuza Malé

Cuando yo era una ni
ña y me llevaban a la consulta del doctor lo primero que éste hacía era pedir que abriera la boca y mostrara la lengua. Parece que ahí estaban todos los secretos del cuerpo. Una lengua sucia era más que una lengua sucia, era un compendio de enfermedades, toxinas, parásitos y todo lo imaginable. Entonces venían los remedios y teníamos que desintoxicarnos o bien con leche de magnesia u otras medicinas populares en la época. Luego, con los años, leyendo a Deepak Chopra, médico y especialista en la Ayurveda, una rama de la medicina tradicional de la India, supe que era necesario limpiarse la lengua cada día con un aparatico especial que parece más bien un rastrillo, de esos que se usan en los jardines. De nuevo, oi las explicaciones de la importancia de limpiarnos la lengua, de mantenerla sana.
Pero de esa lengua chismosa, malhablada, pecaminosa, presta al improperio, a la negatividad, a nombrar las cosas por su lado pecaminoso; de esa lengua promiscua, barriotera, chusma, y más, lengua sin bozal, rabiosa, que insulta y ataca como látigo implacable, de esa lengua como instrumento del bien y el mal es de lo que quiero hablarles.
Parece que hubiese pueblos con lenguas más sucias que otros. Es decir, gente que blasfema, injuria, condena o maldice más que otros. Por ejemplo, nosotros los cubanos somos más acalorados que muchas otras nacionalidades. La sangre caribeña hierve fácil en nuestras venas y solemos insultar a diestra y siniestra. Es decir, usamos la lengua para hablar miles de cosas que nunca deberían haber salido de nuestras bocas, o mejor, que nunca debimos de pensar.
Decir malas palabras es una muestra del descalabro espiritual en que nos
encontramos. Extrañamente las malas palabras siempre están asociadas al sexo; se grita, se condena, se maldice usando alusiones sexuales. Tratamos de menoscabar a alguien con una palabrota siempre aludiendo a su capacidad sexual o a su propio sexo. No hablemos ya de los que insultan llamando al otro *mujercita* (por sólo usar aquí la expresión más decente). Para discriminar, para condenar, insultar o maldecir se usa la lengua. La lengua sucia. Mírese pues al espejo, saque la lengua y contemple cuánta suciedad.
Hay gente que vive prisionera de la lengua, que no da un paso si no lo acompaña de una palabrota, de una grosería; gente que piensa que la
lengua es un látigo para atacar y vencer al supuesto enemigo o contrario. Pero, amigos lectores, la energía, la mala energía que generan esas palabrotas terminan por crear una capa densa en la mente y en el propio organismo humano. Somos sin duda lo que pensamos y lo que hablamos. Y los demás así nos perciben, por el modo en que expresamos nuestras ideas y sentimientos. Esopo, el famoso escritor griego de la antiguedad, escribió una hermosa fábula sobre la lengua, señalando que la lengua era lo mejor y lo peor en el ser humano, dependiendo de cómo la usáramos.
Por su parte, el ministro Kenneth Copeland, uno de los más formidables maestros de las enseñanzas bíblicas, abre su pequeño libro El poder de la lengua, citando a Proverbios 18:21: *La muerte y la vida están en poder de la lengua y aquéllos que la consienten comerán del fruto de ella (para muerte o para vida)*. Y nos explica cómo *un fáctor clave en el desarrollo de la raza humana ha sido la habilidad única que tiene el hombre de escoger sus palabras y expresarlas*, no así los ángeles, dice, que sólo hablan palabras de Dios.
Les cito aquí del libro de Copeland porque me parece extraordinario
todo lo que dice y les puede ser útil saber que, ustedes *pueden controlar al diablo aprendiendo a dominar su propia lengua*. Pero también deben tener bien claro que eso sólo se consigue si tienen el poder el Espíritu Santo dentro de ustedes, como nos explica Copeland, aprendizaje que requiere meditación sobre la Palabra de Dios y el deseo de obedecerlo. *Se necesita poder espiritual, y poder espiritual es lo que cada creyente renacido tiene a su disposición --nos dice Copeland--, Jesús dijo que sus palabras son espíritu (Juan 6:63).
Usar la lengua para bendecir al otro, para expresarle nuestro amor, para repetir la palabra de Dios es un arma de incalculable poder. Frenar la lengua es, como nos explica Copeland, una tarea que no puede hacerla nadie por sí solo.
Por tanto, comience por buscar ese poder dentro de usted mismo, entréguese a la meditación de la Palabra del Señor, a la lectura de las promesas de
Dios, a la oración. Sé que nos es fácil, que me dirá que no va a estar todo el día leyendo la Biblia ni orando, que tiene que trabajar y atender a su familia. Bien, pero intente ponerse en contacto a diario con Jesús, con su voz interna. Siéntese por un momento en un lugar aislado, y háblele a Dios, pídale orientación, pídale que el Espíritu Santo more en su cuerpo. Haga de su cuerpo el Templo del Espíritu Santo. Y con ese poder dentro de usted, con mucha meditación y repetición de la Palabra de Dios, no habrá diablo que desate su lengua en contra de los otros, ni intente destruirlo.
!Oh, qué dulces son las Palabras de Jesús, sí, sus Palabras son espíritu!, queridos hermanos.
Muchas bendiciones.

NOTA:
Si necesitan ayuda con sus problemas, si están deprimidos, faltos de amor, solos,
sin trabajo y esperanza, por favor, comuníquense conmigo a cualquier hora al (786) 975-5709 y oraré con ustedes. O enviénme un mensaje a BelkisBell@Aol.com. Con Dios todo es posible.

viernes, 25 de marzo de 2011

La mano de Dios

Belkis Cuza Malé

Cuando yo era niña, allá en mi ciudad de Guantánamo, había en el patio de mi casa una mata que conocíamos como tubatuba. Y recuerdo cómo cortábamos sus tallos, largos y y cilíndricos, que estaban naturalmente perforados, para soplarlos como si fueran flautas. Las hojas de ese árbol tenían una característica especial, parecían grandes manos abiertas. Luego aprendí que en realidad el nombre de ese árbol era palmacristi, y también aceite de ricino. Un aceite que sana muchas dolencias, hasta ahora no conocido por la mayoría. Pero me gustaba mucho eso de que se llamara palmacristi, y luego supe que le decían así por lo milagroso y curativo que resulta su aceite y porque aquella mano resultaba ser una alegoría de la mano de Cristo. Y ya sabemos que la mano de Cristo puesta sobre nuestras cabezas nos trae la unción divina, la unción de Dios. Su energía sanadora. Mucha gente anda hoy perdida en las brumas de la desesperación. Andan sin empleos, con deudas hasta el cuello, con problemas familiares, con hijos rebeldes, y esposos infieles o dados a las drogas y los vicios. El panorama es desolador visto así. No tiene uno más que abrir el periódico, poner las noticias en la televisión y una bocanada de violencia, mal gusto y malas vibraciones lo asaltan como para robarle de un bofetón la paz y la fe. Vivimos expectantes, nerviosos, temerosos hasta de los vecinos. Y ni siquiera podemos confiar en dejar seguros a nuestros hijos en las escuelas. La violencia lo ha invadido todo, nuestra mente y nuestro entorno. Pero hago ahora un alto para decirles: Paren ustedes también. Detengan esa ola de violencia y mal gusto en sus hogares. El miedo no puede constituir el factor predominante en sus vidas. Miedo al banco que posee la casa en que viven, miedo a los otros acreedores, miedo a que sus hijos se enreden en pandillas, a que su esposo o esposa los engañe. Miedo al miedo. Cuando no hay fe hay miedo. El miedo es como un líquido corrosivo que lo va ocupando todo, hasta no dejar espacio para la FE. La depresión es la consecuencia de ese miedo. El temor a la desconocido, a no saber nuestro destino, a esperar siempre lo peor, o a vivir sobreviviendo, día tras día. Como si la vida fuera sólo eso. Como si Dios nos hubiera echado a este mundo con un lazo opresor al cuello. Qué hacer, pues? Tomar la mano de Cristo, alcanzar esa mano que está ahí, frente a nosotros, y no soltarla nunca, nunca. Esa es la mano de la unción, es la mano de la verdad, de la victoria, del valor, de la prosperidad en todos los aspectos de la vida. La mano de Dios, ésa que ha escrito nuestro destino en un pizarrón azul, como el cielo. La mano que habló un día para levantar a Lázaro del sepulcro. La mano que sobre nuestras cabezas nos da vida y sana también. Queridos hermanos, tengan Fe, aprendan a vivir con Fe, aprendan a entender el designio de Dios para cada uno de ustedes. Aprendan a vivir con la alegría que representa ser hijos adorados de Dios. Salgan de ese estado de indefensión mental en que se encuentran, abandonen la torpeza de sus vidas, renuncien a continuar siendo pobres y miserables, renuncien a las drogas, al alcohol, a los vicios. Paren de entregar su cuerpo a las fuerzas negativas. Sean hermosos y buenos de la cabeza a los pies. Pero sobre todo, sean hermosos en su interior, en su corazón. Y sólo se puede ser hermoso a través de la mente de Dios. Esa mente que vive en ustedes y que les otorga el poder divino que El tiene. Pero para echarlo a andar, para que funcione venticuatro horas al día en nosotros, debemos estudiar la Palabra de Dios, qué dijo, cuáles son sus promesas para nosotros. Y poner nuestra mirada en ella y vivir con la Palabra de Dios en la boca, como si fuera un chiclet, como un caramelo que saboreásemos eternamente.
Sin la Palabra de Dios no podemos agarrarnos a su mano, no tendremos salvación, seguiremos pecando y obrando mal, seguiremos despistados, no sabiendo el camino a seguir. Por tanto, si hoy, ahora, que está usted leyendo esto, le parece que ya no tiene salvación, que está acabado, que su vida es una miseria, y una desolación, y la esperanza no existe, le pido que haga un alto y se asome por un instante a una ventana y mire hacia el cielo y contémplelo, y no importa si está nublado o lloviendo, o quizás cae nieve. Usted va a mirar en el cielo, ahora, la mano de Dios dibujada entre las nubes. Y no es magia, sino Fe. Fe en Dios, Fe en Cristo, Fe en su Palabra. Y en lo adelante todos sus problemas los va a depositar en esa mano, y va a llenar su corazón de FE, y tomado de la mano de Cristo va a andar, como si volara, como si lo llevara una fuerza superior a usted mismo. Y como Dios, dirá: Hágase la luz, y la luz se hizo. Porque en lo adelante la luz de Dios reinará para siempre en su vida, e ilumará todos los caminos.

Nota: Si necesitan ayuda con sus problemas, si están deprimidos, faltos de amor, solos,
sin trabajo y esperanza, por favor, comuníquense conmigo a cualquier hora al (786) 975-5709 y oraré con ustedes. O enviénme un mensaje a BelkisBell@Aol.com. Con Dios todo es posible.