sábado, 3 de julio de 2010

El fantasma del gran Saramago está en mi casa

Belkis Cuza Malé

Sí, incluso hay vida en las cenizas de un cadáver, porque como dice el poeta Francisco de Quevedo en su famoso poema, "Serán ceniza, mas tendrá sentido; Polvo serán, mas polvo enamorado¨
Mira, se ha muerto el gran escritor portugués José Saramago. Y voy a confesarte algo: nunca lo he leído, jamás lo leí -- puedo decirlo casi sin verguenza--, porque me parecía un ideólogo de la mentira comunista. El Premio Nobel Saramago, porque le

dieron el premio más valioso del universo literario, se afilió al partido comunista y defendió siempre al gobierno tiránico de Fidel Castro (aunque una vez, sólo una vez, vaciló y se opuso a la tiranía cuando fusiló a tres infelices negritos). Yo tenía prejuicios contra Saramago. Me parecía tonto y por eso no lo leía. Pero a raíz de su muerte, hace unos días, miré sus fotos, consulté su blog, y de pronto, sentí una piedad extraña por él, como si su espíritu atormentado y ateo se me hubiera sentado al lado para pedirme perdón quizás por escribir contra la naturaleza y la existencia de Dios... Sí, así ha sido y ahora debe estar aquí.
Como si su espíritu de muerto en candela --porque aunque fue bueno en vida y en apariencia no hizo daño a nadie, se dañó a sí mismo con esa tosudez casi de campesino bruto, aunque él fuese hombre brillante-- hubiera volado hasta estas tierras, como pájaro en busca de nido.Casa de Saramago en Lanzarote

Pues bien, repito, se me ha colado en casa este nuevo Saramago, ya ahora puras cenizas, y por extraño que parezca, me gusta mirar su rostro de hombre al que la vejez no logró domeñar. Porque siendo viejo era joven. !Qué extraño!
He leído ya algunos de sus textos, pero todavía ninguno de sus libros. Dicen las críticas de amigos y enemigos que son extraordinarios, como su novela tan famosa El año de la muerte de Ricardo Reis Lo leeré, lo prometo. No porque no se pueda vivir sin haber conocido la obra de Saramago, sino porque su espíritu, o fantasma, como quieran, se me ha colado en casa, repito. Y hasta me da alegría ir a los periódicos españoles (en España lo adoran como a un mito) y recrearme con las fotos de su biblioteca en la isla de Lanzarote, en las Canarias. Tenía un espacio fabuloso, y allí mismo llevaron su féretro tallado con maderas preciosas, muy pulidas, y lo exhibieron por unas horas antes de que lo devolvieran a su Portugal original. En Lisboa le rindieron honores de rey, por escritor, no por comunista, antes de incinerarlo.
Pilar del Río, su mujer de veinte años, y casi treinta menos que Saramago, es otro milagro que me gusta ahora observar. Se casaron cuando ella tenía 38 y él 63, pero al contrario de lo que se podría presumir se amaron con intensidad hasta el final. Les aseguro que se amaron como marido y mujer y que ella, tan linda y entregada a su misión terrenal --la de ser el alma gemela de este hombre con espíritu inflamado por la búsqueda de Dios, aunque lo negase-- se ha dedicado en cuerpo y alma, y lo seguirá haciendo, a mantener vivo a Saramago. Yo también, pero de otro modo: quiero que una vez sentado a mi lado, junto a mi computadora, me diga qué pasó, en qué punto del universo está, ahora que su vida de éxitos, aunque plagada de contradicciones, se ha extinguido. Porque sin duda Saramago fue un hombre contradictorio, de éxito, aunque tardío. Y eso me gusta. Todo en él fue tardío. Hasta el amor. Pero esa tardanza fue gloriosa porque lo acercó al verdadero camino. A la vida plena, al amor pleno. Porque otra cosa sería mentir. Y no me importa ya su tosudez política, tan falsa como su ateismo. Sólo que él quería creer que tenía la razón. Porque confundía la justica con la caña de azúcar y el vino con la demencia que produce tostarse al sol en Lanzarote.
Ha muerto a los 87, peleando con la vida y con Dios. Ahora sé que me gustan mucho sus poemas (los que he leido) y también lo que escribía en su blog. Pero más me gusta saberlo aquí, a mi lado, intentando discutir conmigo sobre la existencia de Dios. Estoy acostumbrada a estas peleas, a estas morriñas por una vida sin Dios. Mi padre era ateo hasta minutos antes de su muerte cuando una prima postiza, ya casi en su lecho de muerte, le arrancó aquél sí, como cuando dos se casan. El se casó con Dios, estoy segura, en ese momento de su muerte.
Y sé que también Saramago, el hombre que desafiaba a Dios, escapó de este mundo de la mano de Jesucristo, el de los verdaderos evangelios, no él de su novela profana.
Voy a confesarlo aquí, yo también, alguna vez, escribí un poema profano, que he barrido con mi escoba (mágica y buena), de mis libros y que prohibo publicar, aunque le guste a los irreverentes.
Pero volviendo a este fantasma: Saramago, estoy segura, quiere contarme la historia de su salvación. Y yo voy a contárselas a ustedes todos, cuando él me confiese desde ese más allá eterno en que ahora vibra su alma, que Dios lo acuna como a un hijo pródigo que ha vuelto a la casa del Padre.

Nota: Lo ayudo con sus problemas de Amor, Salud y Prosperidad. Para solicitar una consulta conmigo puede llamarme al (786) 975-5709 o escribirme a BelkisBell@Aol.com. Mis consultas son gratis para aquellos que no tengan trabajo y estén pasando por una crisis económica. Esa es mi caridad para todos ellos.

1 comentario:

  1. Belkis, que hermosa escritura la tuya, y ¡qué honesta! Esta combinación de hermosura y honestidad me ha hecho saltar las lágrimas, me conmovió en lo profundo... ¡Gracias por esta honda espiritualidad que Dios te ha dado y que tan bien sabes compartir.

    Paco Echevarría Saumell.

    ResponderEliminar