sábado, 27 de julio de 2013


Las buenas noticias
Belkis Cuza Malé
        Tengo que reconocer, no sin cierta vergüenza, que a diario me asaltan las malas noticias. Están ahí, a la vista, y llegan y se acomodan ante mis ojos. A veces son hechos  abominables que suceden; otras, noticias de guerra en cualquier lugar remoto, o catástrofes naturales a la orden del día.
        Una gran cantidad de gente "vive". sin embargo, de las malas noticias. Es decir, trabaja en el sector periodístico, y no sé qué se harían si no hubiera nada alarmante que comentar, o sobre lo que escribir. Y fotógrafos y camarógrafos perderian sus fuentes de ingresos si no existieran las malas noticias.  Porque lamentablemente la gente no se sacia nunca con ellas, miran los noticieros como águilas sobre la presa: a quién mataron, qué guerra está abocada, qué nueva epidemia nos espera, cuántos terremotos habrán, cuántas inundaciones, incendios forestales, volcanes que eruptarán, o mares que se tragarán embarcaciones y gente.
        Pero las malas noticias siguen siendo populares. no hay remedio, y  ya forman parte del divertimento de las grandes audiencias. Quizás porque nos han acostumbrado a recibirlas ahora con la velocidad del rayo.  Acabo de abrir The New York Times, y leo que falleció hace unas horas el protagonista de The Sopranos, esa serie de televisión que nunca vi pero que se popularizó hace unos años y fue premiada. Por supuesto, era acerca de mafiosos y asesinatos y cosas así. Temas que subyugan al público.
        En la época de mi madre, cuando ella era joven, lo que estaba de moda eran las películas de Shirley Temple y las comedias de El Gordo y el Flaco.  Y ella, que no iba entonces mucho al cine, nos hablaba de la época maravillosa del cine mudo, aunque apenas si alcanzó a ver alguna de esas películas.  Años después se aficionó a las películas mexicanas y argentinas, aunque, a pesar suyo, la mayoría eran trágicas. Así y todo mis hermanos y yo la acompañábamos a las tandas de la tarde.  Mi madre, que le tenía pánico a la vida, a sus tragedias, no podía sin embargo  evitar contemplarlas en esas películas que eran su´única distracción..
        Hoy día la violencia ha escalado en la vida de todos nosotros, y se han popularizado los hechos más espantosos.  La crudeza del cine y la televisión nos hacen temblar, aunque los aficionados a estos temas abundan y los disfrutan, El vocabulario ofensivo, las cámaras indiscretas recogiendo sin pudor alguno escenas de sexo o crímenes, nos hacen ya de acero ante la tragedia.  El mundo  se ha ido convirtiendo en algo mucho más feo en los últimos treinta años. No hay más que escuchar algunas letras de canciones. ¿Hacia dónde vamos?. La segunda venida de Jesucristo tiene que estar cerca. La Biblia nos señala que estos tiempos ya han sido profetizados.
        Pero, mis queridos lectores, a pesar de la carga negativa que recorre el mundo, como cristianos nuestro deber es proclamar el Reino de Dios, y  ayudar a consolidarlo en nuestra vida terrenal.  El mundo de seguro está cambiando, pero nosotros debemos mantenernos firmes en la fe en Cristo, y llevar prendidos en el corazón, con letras de oro, el Salmo 91.  No sé si se los he dicho, pero hace muchos años, antes de que ocurriese el atentado a las torres gemelas de New York, recibí la encomienda, por parte del ESpíritu Santo, de repartir el Salmo 91 a todo el que entrara a mi casa o yo conociera. 
        Si queremos cambiar nuestro entorno  -- ese pequeño mundo interior que nos pertenece cuando cerramos la puerta de la calle--, tendremos que comenzar a proclamar el amor de Dios por nosotros.  Tendremos que aprender a vivir sin temor, depositando todas nuestras cargas y angustias en el Señor, y cuando nos azoten los miedos, cuando el Maligno toque a la puerta, cuando nos envíe los ataques de pánico, o comiencen los problemas, nada nos perturbe, como dice Santa Teresa de Jesús, esa mujer que no separó a Dios de la vida cotidiana, que enclaustrada como estaba le dio vida eterna a la vida cocinando y escribiendo versos maravillosos.
        Si usted no es de las que gustan de cocinar o no escribe versos, le recomiendo otras tareas fabulosas para ahuyentar al Maligno de su vida y de la vida de su familia: abra la Biblia y léala, ore en voz alta, cante y alabe a Dios. La sangre de Cristo la ha redimido, a usted y a los suyos.  No permita que le tumben la puerta de su hogar, apague la televisión y y en lo adelante escoja con mucho cuidado las películas que verán, los programas y la música que consumirán.  Sus vidas cambiarán para siempre.  Y el Cielo los compensará. 
Nota: Si necesitan ayuda con sus problemas, si están deprimidos, faltos de amor, solos, sin trabajo y esperanza, por favor, comuníquense conmigo a cualquier hora al  (786) 975-5709  y oraré con ustedes. Y les daré Palabra de Profecía. O enviénme un mensaje a BelkisBell@Aol.com. Con Dios todo es posible.
Les invito a que me visiten en mi blog: http://www.belkiscentrodeesperanza.blogspot.com

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