¿Necesita una familia? Pruebe esta fórmula
Belkis Cuza Malé
Cuando siendo niña me mudé con mis padres para la
ciudad de Santiago de Cuba, descubrí algo importante: una nueva familia. Frente
a la casa que alquilamos habitaban las Arjona. Digo las Arjona porque el padre
trabajaba fuera de la ciudad y regresaba cada quince días o algo así, de modo
que aquello era un hogar habitado y regido en su totalidad por mujeres:
Borjita, la madre, difícil de olvidar con su carácter dulce y callado, y las
cuatro hijas, que abarcaban todas las edades, desde la adolescencia hasta la más
niña, apenas quizás con ocho años. Entre ellas y yo se formó un lazo de amistad
muy fuerte que pronto se convirtió en familiar, al extremo de que treinta años
después, recien llegada con mi pequeño hijo a este país, me fui a vivir con las
Arjona a Elizabeth, New Jersey. Para entonces el padre había muerto y aquél
seguía siendo un hogar de mujeres. A Borjita, la madre, le debo una de las cosas
más bellas que he presenciado en mi vida: la nieve cayendo sobre las casitas,
como en las ilustraciones infantiles, en una mañana que fue para mí el despertar
a otro mundo. Desde lo alto, pues vivíamos en un segundo piso, pude contemplar
la maravilla de la naturaleza en aquella mañana que fue la primera en que vi
caer la nieve. Inolvidable.
Fueron y son las Arjona mi famlia. Mientras escribo
esto hoy quiero rendir tributo a Borjita, en su cumpleaños 93. Rodeada de hijas,
nietos y bisnietos, ella representa un modelo de serenidad y amor. Amor por los
suyos y serenidad ante los tragos amargos de la vida. Nunca le oí una queja, ni
hablar mal de nadie, ni nada que se pareciese al odio. Por eso digo que es
modelo de muchas cosas, mi querida Borjita. Sin embargo, sí le oí decir en más
de una ocasión: "No digas que el día está feo, porque lo has visto".
Y hace unos días, para confirmar la idea que bulle
hace tiempo en mi cabeza, leí en el periódico The New York Times un artículo
(con fotos muy hermosas) que reafirma lo que pienso: está naciendo un nuevo tipo
de familia, sin lazos sanguíneos, surgida de la empatía, de las cosas en común,
y de la necesidad de cubrir un vacío espiritual. Mientras que a diario vemos
cómo parecen desintegrarse los lazos de la familia biológica (hijos que odian a
sus padres, padres que niegan a sus hijos, hermanos contra hermanos), este nuevo
tipo de familia parece venir a llenar las ánsias de convivencia, pero con un
espiritu de respeto y libertad difícil de mantener en la familia
original.
El artículo cuenta la experiencia de cinco jóvenes
profesionales (hombres y mujeres) que se han comprometido a permanecer unidos,
viviendo bajo el mismo techo durante al menos diez años. Para ello han
alquilado un loft (o espacio que fue antes fábrica o comercio) logrando
al cabo de un esfuerzo colectivo, en el que los cinco laboraron noche y día, un
hermoso y sofisticado habitáculo. Un hogar con todas las de la ley, con
habitaciones para cada uno y varios sitios comunes que son utilizados para
entretenimiento y reunión. En estos últimos ha sido necesario un mutuo consenso
a la hora de la decoración y de los muebles. En las recámaras, en cambio, está
permitida la libertad de escoger la decoración que deseen los que las
habitan.
En esta nueva familia hay que destacar el hecho de que
no los ata más que la amistad y el compartir libremente un hogar, aunque no
están excentas las peleas de tipo familiar, como es lógico,
según ellos mismos dicen. Pero a diferencia de lo que conocemos como
roomate o compañero de vivienda, esta nueva clase de familia hace vida
común: cocinan para todos, comparten los alimentos y los gastos, las
diversiones, observan en común las fiestas familiares, y se mantienen unidos por
lazos de amistad, no de sexo u otros intereses como el de considerarse simples
inquilinos que lo mismo vivirían allí o bajo otro techo. No, ésta es una nueva
familia.

En la Biblia vemos algo parecido cuando se fundaron
las iglesias primitivas y el Apostol Pablo, entre otros, agrupaba a los
creyentes y los consideraba una familia, llamando incluso en sus epístolas hijos
y hermanos a todos ellos.
Con la crisis económica, la creación de esta clase de
grupos "familiares" haría posible el mejoramiento de la vida de todos los que se
acogiesen a este no tan nuevo proyecto. No se trata simplemente de compartir una
vivienda, se trata de compartir vida, intereses, ilusiones, problemas y hasta
las penas del resto del grupo. Se trata de crear un nuevo orden familiar, basado
en el respeto mutuo y el entendimiento, la libertad y la alegría de vivir bajo
un mismo techo, desterrando la soledad y la depresión que muchos padecen hoy
día. Y de seguro, habrá también aquellos que basen su grupo en las creencias
religiosas, en el amor compartido por Dios.
Ojalá que hayan entendido el mensaje y se dispongan a
imitar a los que ya han decidido que más allá de los lazos sanguíneos, más allá
de las relaciones de pareja, o de cualquier otra
consideracíón o interés económico, está el deseo de amar al semejante, y de
convivir de forma distinta, como hermanos, porque como dice Romanos 12:2: "No os
conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro
entendimiento, para que comprobéis cuál es la buena voluntad de Dios, agradable
y perfecta".
Nota: Si necesitan ayuda con sus
problemas, si están deprimidos, faltos de amor, solos, sin trabajo y esperanza, por favor,
comuníquense conmigo a cualquier hora al (786)
975-5709 y oraré con ustedes. Y les daré Palabra de
Profecía. O enviénme un mensaje a BelkisBell@Aol.com. Con
Dios todo es posible.
Les invito a que me visiten en
mi blog: http://www.belkiscentrodeesperanza.blogspot.com