domingo, 19 de junio de 2011

Garabateando la vida con AMOR

Belkis Cuza Malé

Me reí muchísimo cuando hace unos años acusaron a un congrecista de la Florida de pintar graffiti (ya saben esas letras y garabatos que vemos por ahí) en las paredes de un edificio. Lo siento, sí, me reí a carcajadas. Luego reflexioné: ¿estará loco? Un poco después, me indigné; hasta que al final intenté encontrarle una explicación "lógica" al hecho.
Y creo que la hallé: Pero si todos hemos sido alguna vez esos vándalos enanos que pintorreteaban las paredes de nuestras casas cuando éramos niños. ¿O no se acuerda usted de los bacors y los aviones, los caballitos, los caballeros con bigotes, las damas de vestidos almidonados que dejó impreso en las sufridas paredes de la sala de su casa? ¿Y no recuerda cómo padecían nuestras infelices mamás limpiando el "arte" de sus pequeños diablitos? Sí, todos hemos llenado de graffiti nuestros hogares. ¿Y quién puede asegurar que a usted se le quitó la manía de ir dejando su huella por donde quiera que pase? ¿Qué cosa sino son esos nombres --el suyo y el de la persona amada-- grabados en los árboles? ¿Y quién escribe las paredes de los baños públicos? ¿Y las palabrotas que vemos por ahí? ¿Y los billetes de papel moneda?
Sí, el graffiti es una *enfermedad*, derivada tal vez de nuestra ansiedad infantil. Ya que no podemos ir marcando el territorio como los perros --aunque hay algunos que los imitan en escaleras y rinconcitos públicos--, pues para eso parece estar el graffiti.
Y en Nueva York llegó a ser estudiado entre una de las categorías de las artes plásticas. Porque a decir verdad, tenía cierto encanto. Ése, el de los subways neoyorquinos y los edificios. Iba más allá, incorporaba elementos artísticos que se formaban a partir de esas mismas letras. Luego, decidieron limpiar los subways, prohibir el graffiti, y lo que vemos ahora es pura decadencia, no arte. Gritos, eso sí, de las tinieblas.
La verdad es que como mensaje de protesta o rebeldía, el graffiti no vas más allá del garabato. Lo bueno del graffiti "serio" --para mí.-- es que está absolutamente despolitizado. La jerigonza que expresan es sólo eso, trazos de ansiedad.
Mucho del graffiti que vemos hoy en paredes y edificios son parte de la ansiedad que viven ahora los jovenes (y todos). En los países sin libertad la gente usa esos muros para denunciar a sus gobiernos, para protestar anónimamente. Es lo único que les dejan.
Aquí en Estados Unidos y en el mundo (que alguna vez le llamábamos el mundo libre) las empresas dedicadas a promocionar productos y mercancías usan esos muros y vallas para proyectar mensjaes subliminales que aumenten las ventas. Nos hipnotizan sin que lo sepamos. Pero también los hay los que anuncian grandes eventos culturales. O de otra naturaleza.
Todavía no se ha pensado en emplear esos muros para llevar a todas partes pensamientos de amor, o la palabra de Dios. Mensajes de aliento a los deprimidos, de consuelo a los sufrimientos, de apoyo a los enfermos. Mensajes vitales, llenos de cosas hermosas, mensajes que hablen de la promesa de Dios. De la belleza de la vida y la naturaleza, de lo que significa el amor entre los seres humanos. Mensajes de perdón.
Sería muy hermoso que se patrocinaran estos en lugar de los que promueven el vicio, la pornografía, el cinismo o la idiotez que siempre va acompañada de la vulgaridad que vemos crecer como la mala hierba a nuestro alrededor.
No estoy hablando de mensajes llenos de temor y de amenazantes castigos a los descarriados. No, de ésos no somos nosotros parte, ni debemos alentar el odio, la desunión, o la división que esgrimen los que piensan que Dios castiga. Dios es un dios bueno, es AMOR: Y miren, ése sería una buen mensaje para comenzar a cambiar el temor de la gente, sobre todo en estos tiempos en que tan irresponsablemente se habla del fin del mundo.
Habría que garabatear esos muros (pagando, claro, a las compañías dueñas de las vallas), para empezar, con un mensaje muy simple: !DIOS ES AMOR!

Nota:
Les invito a que me comenten este artículo y me llame
n para compartir sus emociones, problemas y sufrimientos. Oraré por ustedes, y si lo desean les hablaré las palabras proféticas que tenga para cada uno. Dios los ama, recuerden.
Llámeme a cualquier hora al (786) 975-5709. O escríbanme a BelkisBell@Aol.com. Gracias y bendiciones.